Protesta de Familias Separadas en Ciudad Juárez: Un Llamado a la Humanidad en el Día de la Madre
El 10 de mayo en Ciudad Juárez, el dramático panorama de la migración irregular hacia Estados Unidos se tornó en un escenario de dolor y resistencia. Familias divididas por políticas restrictivas y muros invisibles se congregaron en una emotiva protesta, marcada por la cancelación del evento "Abrazos, no muros", que tradicionalmente permite reencuentros en la frontera.
La cancelación fue motivada por la reciente instauración de una zona militar de defensa fronteriza en el estado de Texas, donde las fuerzas armadas tienen la autoridad de detener a quienes intenten cruzar de manera irregular. Esta medida ha sido calificada por muchos como un indicador de la escalada en las políticas de la administración de Donald Trump, que han intensificado las limitaciones a la movilidad de los migrantes.
Desde 2016, la Red Fronteriza por los Derechos Humanos organizaba este evento, convirtiéndose en un símbolo de esperanza y unidad para aquellos que, a ambos lados del límite, anhelan un abrazo, aunque sea por unos breves minutos. Irma Cruz, miembro de la oenegé, expresó el desánimo y la frustración que sienten por esta "decisión devastadora".
Bajo el lema "Madres de la Frontera, amor sin fronteras", la oenegé convocó a las familias que esperaban verse en el evento: “Hay tantas madres de ambos lados sin sus hijos, sin poder abrazarlos”, mencionó Cruz, subrayando la gravedad de la crisis humanitaria que enfrentan muchas de estas familias.
Matilde Rosales compartió su profunda tristeza por no poder reencontrarse con su hermana Isabel, a quien no ve desde hace ocho años. Este anhelo de cercanía se traduce en lo que ella describe como un "golpe fuerte". Aun así, mantiene la esperanza de que las políticas cambien: “Son cinco minutos, pero muy grandes para nosotros”, dijo, mientras sosteniendo una rosa roja, secaba sus lágrimas.
Simultáneamente, en El Paso, se organizó otra convocatoria para que los familiares que no pudieron cruzar también expresaran su dolor por la separación. A pesar de la distancia, las familias lograron saludarse, levantando los brazos y utilizando binoculares en un intento de conectar visualmente.
Uno de los participantes, Alejandro Ordaz, realizó un largo viaje desde Torreón hasta Juárez con la esperanza de abrazar a su madre, quien reside en Estados Unidos desde hace veinte años. “Espero en Dios un día volverla a abrazar”, expresó con un tono de esperanza que resonó entre los asistentes.
A través de estos encuentros y protestas, el drama migratorio sigue siendo un problema urgente que requiere atención y soluciones humanitarias. Esta manifestación no solo destacó la separación que viven muchas familias, sino que también afianzó el compromiso de quienes luchan por los derechos humanos en la región.
La información presentada corresponde a la fecha de publicación original, el 10 de mayo de 2025.
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