La Feria Internacional del Libro Zócalo (FIL Zócalo) celebra su 25 aniversario, consolidándose como el epicentro cultural de la Ciudad de México. Este evento tiene como principal atractivo la posibilidad de adquirir libros, además de ofrecer una gran variedad de actividades, incluyendo presentaciones, conversatorios y lecturas, todo en un ambiente que respira literatura y creatividad.
Este año, la feria destaca la presencia de editoriales independientes, que enriquecen la oferta literaria. Participan nombres como Malanga Taller Editorial y Antagonismo Editorial, entre muchos otros. Estas editoriales presentan obras que reflejan diversas corrientes literarias y temáticas, ampliando el horizonte cultural del evento.
Un ejemplo notable es Lunaria Ediciones, que, desde hace una década, se dedica a la literatura sicodélica. Su misión es recontextualizar las plantas sagradas y sustancias psicoactivas, buscando fomentar un entendimiento más amplio sobre ellas. Su fundador, Zadkiel, sostiene que es vital educar al público sobre los efectos del café y el chocolate, al tiempo que desafía la percepción negativa de ciertas sustancias en la cultura contemporánea.
Como novedad, la FIL Zócalo introduce la Cocina Literaria, un espacio único que combina recetas y relatos en un entorno familiar. Esta sección, diseñada como una cocina tradicional, promueve la creatividad, permitiendo a los visitantes compartir tanto recetas como cuentos, incluso ofreciendo la oportunidad de participar en lecturas de micrófono abierto.
El evento se ha convertido en un punto de encuentro anual para un público diverso. En su primer domingo, miles de asistentes llegaron emocionados, creando un ambiente festivo. La feria no solo atrae a amantes de los libros, sino que también incluye expresiones artísticas como danzas y representaciones folclóricas, revitalizando la Plaza de la Constitución.
La energía palpable de la FIL Zócalo es innegable. La interpretación de “La danza de las Malinches” realizada por un grupo de jóvenes de Querétaro no solo ofreció un homenaje cultural, sino que también recordó la historia de la diversidad del país en un contexto más contemporáneo.
En resumen, la FIL Zócalo no solo es un espacio para la compra de libros, sino también un punto de convergencia cultural que celebra la literatura y la comunidad, prometiendo un festín de conocimiento y creatividad que perdura en el corazón de la ciudad.
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