En una emocionante noticia para la comunidad arqueológica y el patrimonio cultural mexicano, se ha completado con éxito la restauración de 27 sahumadores recuperados en 2016 en las cercanías del parque Juárez, en Cuautitlán, Estado de México. La restauración fue llevada a cabo por expertos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), quienes ahora conservan estos valiosos artefactos que datan de entre 1350 y 1521 d.C., época en la que Cuautitlán formaba parte de la Triple Alianza y era un importante centro ceremonial.
El hallazgo de estos sahumadores, que se encontraban organizados en tres capas y uno sobre otro, ocurrió durante una supervisión arqueológica asociada a obras públicas en el parque municipal. Los sahumadores, conocidos en náhuatl como “tlémaitl” o “mano de fuego”, cuentan con una particular estructura que recuerda a una cuchara grande, dotada de una cazoleta hemisférica diseñada para la combustión de incienso. Su diseño no solo servía para la contención de resinas aromáticas como el copal, invaluable en rituales y ceremonias, sino también como instrumentos sonoros que imitaban el característico sonido de las serpientes.
La restauración de estas piezas, que abarca desde la identificación y limpieza hasta la reintegración cromática mediante una técnica de puntillismo, ha permitido que estas joyas de la cultura prehispánica vuelvan a tener vida. Durante el proceso, 30 bolsas con fragmentos fueron trasladadas al taller de restauración, donde estudiantes de arqueología de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM) colaboraron en la minuciosa tarea de reconstrucción, pieza por pieza.
Estas piezas son cada vez más relevantes en el estudio de las tradiciones y rituales de las culturas mesoamericanas. Originalmente, su tamaño varía considerablemente; los más grandes alcanzan longitudes de entre 50 y 60 centímetros, mientras que los más pequeños miden entre 40 y 45 centímetros. En este estudiado proceso, cada pieza ha sido tratada con delicadeza, utilizando pastas a base de carbonatos de calcio para las reintegraciones, lo que garantiza que la autenticidad del artefacto se conserve.
Finalmente, la elaboración de embalajes específicos, usando material amortiguante y libre de ácidos, asegura que esta significativa colección de sahumadores no solo se conserve, sino que se proteja en su resguardo. El compromiso del INAH con la conservación del patrimonio cultural de México se reafirma con cada proyecto como este, recordándonos la importancia de preservar nuestra historia para las generaciones futuras.
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