Alcanzar un adecuado nivel de educación financiera es fundamental para los jóvenes que se preparan para entrar en la adultez, y esta labor debe comenzar desde la infancia. Sin embargo, se ha constatado que en México, solo el 20% de las escuelas ofrecen formación sobre conceptos básicos de finanzas, como el ahorro y el valor del dinero. Esta falta de enseñanza en el sistema educativo obliga a los padres a asumir un papel crucial en la formación financiera de sus hijos.
Durante la adolescencia, es esencial que los tutores se involucren en la supervisión del contenido financiero consumido en redes sociales y orienten a los jóvenes en el uso de productos financieros diseñados específicamente para ellos. También deben instruir sobre el cuidado ante fraudes, el sobreendeudamiento, y los problemas relacionados con el estrés financiero.
Los adolescentes, al comenzar a gestionar su dinero, necesitan de una gradual autonomía en sus decisiones de gasto. Expertos en finanzas personales, como los de BBVA, sugieren que los padres observen cómo sus hijos utilizan su mesada, separando lo que destinan a gastos cotidianos de lo que ahorran para metas específicas. Esta práctica permite enseñar una mejor distribución del dinero.
Además, es crucial preparar a los jóvenes ante situaciones en las que puedan ser vulnerables. Comprender la cultura de la propina en México, cómo actuar ante cobros indebidos y ser conscientes de los riesgos en línea son vitales para su seguridad financiera.
Ricardo Arenas, de la plataforma Zenfi, subraya que los adolescentes son capaces de entender conceptos financieros más complejos, como los impuestos y las inversiones. Recomienda el uso de recursos como cursos, videos y libros que les proporcionen una mejor orientación. Proporcionarles material adecuado es fundamental para que no se dejen llevar por influencias externas que promueven un estilo de vida irreal.
El acceso a productos financieros diseñados para jóvenes también es una parte esencial de esta educación financiera. En el mercado existen opciones dirigidas a menores, como cuentas de débito que permiten a los tutores supervisar las transacciones. Ejemplos incluyen la Link Card de BBVA y la cuenta Junior de Santander, que permiten un seguimiento de los movimientos y enseñan el uso responsable de los cajeros automáticos y el ahorro mediante apartados.
Para abrir estas cuentas, se requiere la presentación de una identificación oficial del menor, la relación de parentesco con el tutor y un comprobante de domicilio. En cuanto a productos de inversión, se sugiere abrir cuentas como Cetesdirecto Niños, donde los adolescentes puedan aprender a monitorear su inversión y entender conceptos como los rendimientos y las tasas de interés. Para esto, el tutor debe tener una cuenta de Cetesdirecto.
Con un enfoque proactivo y supervisado en la educación financiera durante la niñez y adolescencia, se puede fomentar una autonomía económica saludable para las nuevas generaciones. La integración de este aprendizaje en el hogar y en el entorno inmediato es una inversión a largo plazo que puede garantizar un futuro financiero más seguro y responsable para los jóvenes.
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