La Liguilla del fútbol mexicano ha comenzado, y con ella, las polémicas y momentos decisivos que atraen a los aficionados. El encuentro de ida de los Cuartos de Final entre los Rayados del Monterrey y las Águilas del América ha acaparado la atención, principalmente por las decisiones arbitrales que generaron controversia y pudieron cambiar el rumbo del partido.
En el Estadio BBVA, se vivió un intenso duelo marcado por acciones que encendieron los ánimos. Una de las situaciones más discutidas fue una falta de Ricardo Chávez, jugador de los Rayados, quien derribó de manera fuerte al uruguayo Brian Rodríguez en el costado izquierdo. A pesar del clamor de los jugadores del América y el cuerpo técnico, el árbitro optó por mostrar solo una tarjeta amarilla, ignorando la posibilidad de un castigo más severo y desestimando una revisión en el VAR. Esta decisión generó una oleada de descontento entre los aficionados y el estratega del América, André Jardine.
No fue la única incidencia polémica del partido. Otra acción que levantó suspicacias se produjo cuando Jesús ‘Tecatito’ Corona pisó la pierna de Álvaro Fidalgo sin que se decretara más que una advertencia. Estos momentos fueron suficientes para suscitar críticas no solo entre los seguidores del América, sino también en el ámbito arbitral.
La actuación de Jesús Rafael López Valle, árbitro central del encuentro, desencadenó un torrente de opiniones en redes sociales, donde varios exárbitros se unieron a la voz de los inconformes. Francisco Chacón, un exárbitro, calificó la entrada de Chávez como merecedora de tarjeta roja, argumentando que la fuerza desmedida de la falta justificaba una sanción más drástica, independientemente de la zona de impacto. Su crítica se extendió al funcionamiento del VAR, insinuando que la tecnología no estaba cumpliendo con su propósito de garantizar decisiones justas.
Carlos Ponce de León, director de un destacado medio deportivo, también se pronunció al respecto, destacando las inconsistencias en las decisiones arbitrales. Ponce comparó situaciones similares, señalando que acciones como arrojar un balón a la cara podrían resultar en una expulsión, mientras que entradas como la de Chávez, que claramente implican un riesgo, recibían solo una advertencia.
A medida que avanza la Liguilla, las expectativas sobre el rendimiento de los árbitros son más altas que nunca. La presión de garantizar justicia en el juego aumenta, y cada polémica resalta la necesidad de revisiones acuciosas y decisiones acertadas que reflejen la integridad del fútbol mexicano.
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