Hoy en día, los países del G-7 han acordado prohibir la importación de diamantes rusos a partir del 1 de enero. Esta medida no solo busca evitar que Rusia se beneficie de la venta de diamantes para financiar su agresión en Ucrania, sino también para evitar que se utilicen para el lavado de dinero y la financiación del terrorismo. Esta decisión ha sido respaldada por diversos países y responde a la necesidad de imponer sanciones económicas como respuesta a la invasión rusa en Ucrania. Al mismo tiempo, se reconoce que es importante reforzar la regulación y supervisión de la cadena de suministro de diamantes para garantizar que no se originen en zonas de conflicto y que cumplan con los estándares éticos en su extracción y comercio. Este veto a los diamantes rusos es una muestra del papel que desempeñan las relaciones internacionales en la regulación de los mercados globales y en la aplicación de medidas que buscan promover la paz y la estabilidad en momentos de crisis geopolítica.
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