El escenario en la Franja de Gaza es cada vez más alarmante, según la reciente advertencia del Ministerio de Sanidad de la región. Las infraestructuras sanitarias están al borde del colapso, comprometidas por la falta de material esencial en un contexto de violencia constante, resultado de los ataques del Ejército israelí.
El ministerio, bajo el control del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás), ha reportado una crítica escasez en los suministros para los análisis de sangre, con un asombroso 65% de los insumos agotados. Esta falta de recursos limita gravemente la capacidad del personal médico para monitorear condiciones de salud, realizar diagnósticos y brindar la atención necesaria a los pacientes.
Asimismo, la situación se agrava con el 53% del material médico utilizado en los laboratorios ya terminado, lo que ha llevado a la suspensión de numerosos servicios en hospitales. Ante esta crisis, las autoridades gazatíes han realizado un llamado urgente a la comunidad internacional y a organizaciones humanitarias, enfatizando que cualquier dilación en la asistencia podría implicar la pérdida de vidas adicionales.
Las cifras son devastadoras: las autoridades de Gaza han reportado un total aproximado de 64,200 muertes a causa de la ofensiva militar israelí en la región. En un solo día, casi 500 personas han fallecido, entre ellas alrededor de 85 víctimas en las últimas 24 horas. Esta situación crítica hace evidente la necesidad urgente de rescatar el sistema de salud en Gaza, un sistema que, en su lucha por sobrevivir, enfrenta desafíos que ponen en riesgo a toda la población.
Sin duda, el futuro de la atención médica en esta región depende de la acción rápida y solidaria de la comunidad global, un llamado que resuena en tiempos de necesidad extrema.
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