La situación financiera entre el Gobierno federal y las empresas farmacéuticas ha alcanzado un punto crítico, con una deuda que ha crecido de manera alarmante en los últimos meses. La Asociación Mexicana de Laboratorios Farmacéuticos (Amelaf) ha informado que actualmente la deuda asciende a 2,500 millones de pesos, una cifra que se ha duplicado recientemente.
A pesar de los compromisos asumidos a principios de año respecto a un calendario de pagos, la realidad es que los recursos prometidos no han sido liberados y esta obligación, que tiene sus raíces en el pasado, persiste sin resolución. Juan de Villafranca, presidente ejecutivo de la Amelaf, ha destacado que de los 2,500 millones de pesos en deuda, 1,500 millones provienen de la administración de IMSS-Bienestar y se arrastran desde el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), con otros 1,000 millones vinculados a medicamentos entregados desde 2021.
Un reciente decreto promulgado en mayo de 2023 formalizó la disolución del Insabi, transfiriendo sus funciones al IMSS-Bienestar. En este contexto, se había estipulado un plazo de seis meses para regularizar los pagos pendientes, pero hasta el momento, no se ha avanzado en la liberación de estos fondos. Villafranca puntualiza que el pago depende del Insabi, y que existen complicaciones con la Secretaría de Hacienda, lo que contribuye a la falta de pago a los laboratorios.
Adicionalmente, la Amelaf ha reportado nuevos adeudos bajo la actual administración. El ISSSTE, que había mostrado un historial de puntualidad en sus pagos, ha comenzado a retrasarse, lo que ha provocado un mayor desgaste financiero para las farmacéuticas.
Es relevante mencionar que, a pesar de estos problemas económicos, los laboratorios han continuado cumpliendo con la entrega de medicamentos correspondientes a los contratos establecidos para 2025 y 2026. Según Villafranca, aunque algunos almacenes de IMSS-Bienestar enfrentaron problemas temporales debido a la saturación, la situación ahora está en proceso de regularización, y los laboratorios mantienen su compromiso de producción y entrega de acuerdo a los contratos.
Esta complicada situación pone de relieve no solo los retos que enfrentan las empresas farmacéuticas en México, sino también las implicaciones que estos atrasos pueden tener en el acceso a medicamentos para la población. En un momento en que la salud pública es primordial, la resolución de esta deuda y la mejora en la gestión de pagos se convierten en temas de vital importancia para todos los interesados.
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