Gobierno, la filosofía del control.

La situación actual en México refleja un complejo abanico de problemas que van más allá de las cifras y las políticas superficiales. Con un contexto marcado por la creciente inseguridad, diversos gobernadores enfrentan un desafío monumental, a menudo considerando incongruentes las estrategias implementadas por una Guardia Nacional en expansión.

A medida que observamos el cierre de una administración federal, no solo somos testigos de la acumulación de deudas que superan los cientos de millones de pesos, sino también de un enfoque ineficaz en la formulación de políticas públicas. Estas han estado guiadas, en muchos casos, por una visión mediática que a menudo distorsiona la realidad, dificultando la pronta atención a los problemas que nos afectan.

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Un aspecto alarmante es la falta de atención y comprensión por parte de muchos diputados en la actual legislatura. La grande mayoría parece ignorar incluso los resúmenes informativos que, aunque digitales, aún luchan por ser leídos. Esto se agrava con el hecho de que las reformas necesarias a leyes fundamentales, como la Ley de Aguas, se diseñan en entornos herméticos, lejos de las voces de quienes realmente se ven afectados.

La Ley de Aguas de 1992, que alguna vez fue considerada intocable, está bajo la amenaza de modificaciones que no toman en cuenta el impacto en sectores vulnerables, como la agricultura. Este sector, que consume más del 70% del agua en el país, enfrenta no solo la extorsión sino también una creciente falta de acceso a los recursos esenciales para su producción. Las recientes problemáticas en torno a exportaciones agrícolas, como aquellas que afectan al aguacate y el tomate, subrayan la urgencia de un diálogo más inclusivo y consciente.

Los cambios propuestos en la tenencia de la tierra y el uso del agua sugieren un aumento en el control estatal, lo que ha suscitado protestas por parte de agricultores, quienes, con tractores y camionetas, han hecho un llamado a su representación en la Cámara de Diputados. Es fundamental que se escuche su voz antes de tomar decisiones que alteren su modo de vida y su capacidad de producir alimentos.

La comunicación abierta y efectiva es imprescindible para abordar estos problemas de forma constructiva. En un contexto político donde predominan las polarizaciones, la necesidad de un diálogo franco se vuelve más crítica que nunca. Es vital que la política se enfoque en la identificación y solución de las problemáticas sociales y económicas que afectan a la población.

A medida que se asiste a encuentros entre el liderazgo político y los más poderosos empresarios del país, como los recientes cónclaves con la presidenta Sheinbaum, se destaca la necesidad de fomentar un entorno donde el intercambio de ideas sea un pilar para la transformación que México demanda. Solo a través del entendimiento y la cooperación se puede aspirar a una gobernanza que respete y fomente los derechos y necesidades de todos los ciudadanos.

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