A primera hora del jueves, la Franja de Gaza fue escenario de múltiples explosiones, reflejo de la intensificación de la ofensiva israelí. Las autoridades sanitarias locales informaron que el número de muertos palestinos superó los 65,000, lo que conllevó un nuevo éxodo de civiles mientras las tropas y tanques penetraban más hacia el interior de la Ciudad de Gaza. Este avance resultó en un significativo corte en los servicios de telefonía e internet, dificultando la capacidad de la población para coordinar su evacuación o solicitar ayuda.
El Ejército israelí reportó que sus fuerzas aéreas y de artillería llevaron a cabo más de 150 ataques a la ciudad en el transcurso de la semana. Según Israel, estos ataques estaban dirigidos a torres que habrían sido utilizadas como puntos de observación militar por el grupo militante Hamás. A pesar de que los objetivos se justifican en función de la seguridad, la falta de información efectiva entre los palestinos ha sido considerable.
La intención declarada de Israel es “destruir la infraestructura militar de Hamás”, aunque aún no han presentado un cronograma claro para la acción en este enclave. Funcionarios israelíes determinaron que la Ciudad de Gaza representa el “eje central” del poder de Hamás, favoreciendo un incremento en la presión militar así como un número alarmante de desplazados. Unas 500,000 personas han huido desde el inicio de la ofensiva terrestre, según fuentes de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI).
El impacto humanitario ha sido devastador, con al menos 16 muertes reportadas en los ataques de la noche del miércoles, muchas de ellas entre mujeres y niños. De acuerdo con el Ministerio de Salud de Gaza, un total de 65,062 palestinos han perdido la vida, de los cuales aproximadamente la mitad son mujeres y niños, aunque el ministerio no proporciona cifras desglosadas sobre civiles y militantes.
Mientras las explosiones resonaban, en Jerusalén, manifestantes vestidos de blanco, representando a quienes han perdido seres queridos en el conflicto, se congregaron frente a la residencia del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu. Con una pancarta que hacía alusión a su discurso reciente de “Super Esparta”, exigían la devolución de los cuerpos de los rehenes. Un padre, Michel Iluz, se encontraba entre ellos, clamando por el regreso de su hijo fallecido. Este acto de protesta refleja la tensión creciente y la frustración entre las familias de los rehenes.
Analistas y aliados han enfatizado que esta operación terrestre no solo exacerba el conflicto, sino que también pone en grave peligro la vida de los rehenes aún bajo custodia de Hamás. La situación en Gaza sigue evolucionando, y las repercusiones de esta ofensiva prometen un cambio significativo en la dinámica del conflicto, con efectos duraderos para ambas partes.
La información presentada corresponde a la fecha de publicación original: 2025-09-18 06:08:00.
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