Los premios de los concursos televisivos, como los obtenidos en el popular programa “OT”, tienen un costoso acompañante: la carga fiscal. Según especialistas en materia tributaria, los galardones recibidos en televisión están sujetos a una retención del 19%, cantidad que se deduce directamente por la productora. Este 19% no es el único tributo que los afortunados ganadores deben tener en cuenta; estos premios, considerados como ganancias patrimoniales no derivadas de la transmisión de elementos patrimoniales, también deben incluirse en el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF).
El IRPF es un impuesto progresivo, lo que significa que los tipos impositivos varían según los tramos de ingreso. Por esta razón, para calcular la carga fiscal total, es crucial considerar tres factores: la cuantía del premio, los ingresos totales del contribuyente y, muy relevante, la Comunidad Autónoma donde reside. Esta última determinante puede alterar notablemente las cifras finalizadas.
Tomemos como ejemplo a Cristina, una reciente ganadora de “OT” que reside en Sevilla. Ella deberá afrontar un total de un 35,62% en impuestos: un 17,84% correspondiente a la escala estatal y un 17,78% a la Comunidad Autónoma de Andalucía. Esto significa que la Agencia Tributaria se quedará con aproximadamente 19.448 euros de su premio, mientras que Hacienda andaluza obtendrá unos 19.384 euros. En conjunto, ambas entidades recaudan más de 38.000 euros.
Sin embargo, si Cristina hubiera residido en Madrid, su carga impositiva sería significativamente menor, alcanzando un 16,27%. Con esa cifra, el monto neto que habría recibido sería de 71.812,40 euros, es decir, casi 2.000 euros menos en impuestos.
Este escenario pone de relieve un aspecto importante: las cifras de los premios son brutas. Al igual que en la Lotería de Navidad, Hacienda siempre se lleva su parte. Es crucial que todos los afortunados que reciban premios en 2025 tengan presente que deben incluir esos montos en su declaración de IRPF, que comenzará en abril del próximo año. La planificación fiscal es fundamental para evitar sorpresas desagradables, y los ganadores deben actuar con anticipación para cumplir con sus obligaciones tributarias.
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