Desde que la tasa de interés de referencia del Banco de México alcanzó el 11.25% en junio de 2023, hemos sido testigos de una serie de recortes en esta cifra, la mayoría de ellos de 25 puntos base. Actualmente, la tasa se sitúa en el 7.75%. Ante estos movimientos, surge la incertidumbre sobre el futuro de la inflación, la cual se mide a través del Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC). A pesar de las expectativas de un aumento generalizado de precios, la inflación durante julio se reportó en un 4.23% anual, lo que lleva a muchos a preguntarse cómo continuará el ajuste en la tasa de interés.
Para comprender mejor esta situación, es esencial considerar que Banxico tiene un objetivo de inflación del 3%. A pesar de que la inflación actual sigue superando esta meta, ha ido disminuyendo de manera constante durante los últimos 18 meses. La reducción en la tasa de interés no ha provocado un incremento significativo en el ritmo de crecimiento del INPC, lo que sugiere que el banco central no tiene motivos para poner freno a esta tendencia de baja. Esta estabilidad en la inflación refleja un nivel de producción equilibrado, sin cambios drásticos, en un ambiente de crecimiento económico que ha sido bastante modesto, con solo un 1% de aumento en lo que va del año. Este ritmo es inferior al crecimiento deseado para la economía mexicana, que generalmente oscila entre 3% y 4%.
Como es bien sabido, tasas de interés más bajas tienden a estimular la inversión productiva, lo que naturalmente conduce a un aumento en la producción de bienes y servicios. Por lo tanto, la expectativa es que futuras reducciones en la tasa de interés podrían impulsar un crecimiento económico mayor. Históricamente, cuando la tasa se posiciona alrededor del 3.5% o 4%, la economía mexicana ha visto un crecimiento a ritmo del 4%. De este modo, si el gobierno federal busca incentivar el crecimiento a través de la política monetaria, sería razonable anticipar un descenso en la tasa de interés hasta alcanzar el 3.5%.
De acuerdo con las proyecciones actuales, es probable que durante el resto del año y en el primer semestre de 2026 sigamos observando recortes graduales en la tasa de interés. Las reducciones podrían cesar cuando la economía mexicana logre registrar períodos consecutivos de crecimiento sostenido, al mismo tiempo que la inflación se acerque a la meta establecida por el banco central.
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