La “persistente incertidumbre” en torno a las políticas del Gobierno de Estados Unidos, liderado por el presidente Donald Trump, junto con la inminente revisión del Tratado México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), plantea preocupaciones significativas para los estados del norte de México y algunas regiones centrales del país. Según el Banco de México (Banxico), este clima de duda podría impactar de manera especial a aquellas entidades que están fuertemente integradas en el mercado internacional.
En su ‘Reporte sobre las Economías Regionales’ correspondiente al tercer trimestre de 2025, Banxico advirtió que las economías regionales continúan enfrentando un entorno complejo. A pesar de los desafíos, se anticipa un “desempeño más favorable” en comparación con el observado en años anteriores, específicamente en 2025. Sin embargo, la institución enfatiza que la incertidumbre acerca de las futuras políticas comerciales de Estados Unidos y la revisión del T-MEC son elementos cruciales a considerar.
El informe destaca que los estados que históricamente han sido emisores de migrantes también podrían experimentar efectos directos. Esto es especialmente preocupante en ciertas áreas del centro-norte y del sur de México, donde las remesas constituyen una parte considerable de los ingresos de los hogares. El Banxico señala que este factor podría exacerbar las dificultades que enfrentan estas regiones.
Además, en el ámbito interno, la “inseguridad pública” sigue siendo un reto importante que afecta el funcionamiento empresarial en diversas zonas del país. A esto se suma la amenaza de “eventos climáticos extremos”, que impactan de manera diferenciada a los sectores productivos y a las entidades federativas.
Frente a esta serie de desafíos, el Banco de México recomienda fortalecer las fuentes internas de crecimiento, crear un entorno propicio para la inversión y aprovechar las oportunidades que el contexto actual brinda. Las exportaciones mexicanas, bajo el marco del T-MEC, han recibido un “trato preferencial” en comparación con las de otros países; esto vislumbra una oportunidad para robustecer la estructura productiva de América del Norte y utilizar el sector exportador como un motor para el desarrollo regional.
Para maximizar estas oportunidades, es prioritario impulsar la construcción de infraestructura de transporte, energética e hídrica, elementos que son clave para mejorar la competitividad y facilitar el acceso a mercados tanto nacionales como internacionales. Esta estrategia permitirá también aprovechar las ventajas comparativas de cada región, ayudando a fortalecer la oferta productiva del país.
Por último, el Banco de México subraya la importancia de incentivar la formación de capital humano y la adopción de nuevas tecnologías. Esto no solo mejorará la capacidad productiva regional, sino que también aumentará el valor agregado a la plataforma de producción de América del Norte.
A medida que se aproxima la revisión del T-MEC en 2026, el secretario de Economía de México, Marcelo Ebrard, ha indicado que el proceso continúa avanzando sin señales de que el acuerdo no será renovado, a pesar de las recientes afirmaciones de Trump sobre dejar expirar el tratado. La situación sigue evolucionando, y será crucial para México gestionar esta incertidumbre de manera efectiva para asegurar su crecimiento y estabilidad económica en los próximos años.
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