La situación en Los Ángeles ha tomado un giro tenso tras cinco días de protestas en respuesta a las redadas llevadas a cabo por el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE). En un contexto marcado por el descontento social, la alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, decidió imponer un toque de queda en el centro de la ciudad, en vigor desde las 20:00 horas hasta las 6:00 horas del día siguiente, con el objetivo de frenar los actos de vandalismo y saqueo que han ido en aumento.
La decisión de la alcaldesa se produjo después de que las autoridades realizaran las primeras redadas en las zonas agrícolas del sur de California, donde un significativo número de trabajadores carece de un estatus migratorio regular. Según organizaciones civiles, alrededor de 300 migrantes han sido detenidos en este contexto, un número que refleja las tensiones en torno a las políticas migratorias de la administración de Donald Trump. La situación ha llevado al despliegue de efectivos de la Guardia Nacional y marines en un intento por mantener el orden en las calles.
Hasta el momento, se han reportado al menos 23 negocios vandalizados en el centro de Los Ángeles. Ante esta creciente agitación, Bass emitió un claro mensaje a los ciudadanos: “Si no vives o trabajas en el centro de Los Ángeles, evita el área”. La advertencia no fue en vano, ya que las imágenes en redes sociales muestran a manifestantes desafiando el toque de queda mientras las fuerzas policiales tomaban control de las calles. La alcaldesa no especificó la duración del toque de queda, dejando en suspenso las expectativas sobre la evolución de la situación.
En medio de las tensiones, la secretaria de Seguridad de Estados Unidos, Kristi Noem, ha criticado la respuesta de la administración local, al tiempo que el embajador estadounidense en México, Ronald Johnson, se unió a las voces que condenan las manifestaciones violentas. Johnson enfatizó la necesidad de restablecer el orden y el respeto al Estado de derecho, evidenciando la complicada dinámica entre los gobiernos de ambos países.
Este escenario, que se desarrolla el 11 de junio de 2025, pone de manifiesto las profundas divisiones y los retos que enfrenta la sociedad estadounidense en torno al tema migratorio, así como la respuesta de las autoridades ante una crisis que parece lejos de resolverse.
Los eventos de hoy pueden tener implicaciones significativas en la política local y nacional, reflejando un periodo crítico en la historia reciente de Los Ángeles y el país. Con la mirada atenta de la población y los medios de comunicación, el desenlace de esta situación es aún incierto, dejando a la expectativa lo que podría ser un cambio en el enfoque hacia la inmigración en el futuro.
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