La economía de los mexicanos con menor ingreso se enfrenta a un nuevo desafío a partir de la implementación de nuevos impuestos sobre ciertas bebidas, especialmente los refrescos. Este gravamen, según estimaciones, impactará de manera directa a las familias más vulnerables, quienes son las que más consumen estos productos. Con la medida, se prevé que la pobreza en estos sectores sociales siga incrementándose, empeorando aún más su situación económica.
El impuesto a los refrescos, que se presenta como una recaudación disfrazada de beneficio social, busca disuadir el consumo de estas bebidas, que son un acompañante habitual en las mesas de muchas familias mexicanas. No obstante, es esencial considerar las repercusiones que conlleva.
De acuerdo con estadísticas, se anticipa que el impacto en el gasto mensual de las familias de bajos recursos podría alcanzar un aumento de hasta el 23%. Por poner un ejemplo, la Mirinda de 3 litros, que actualmente se vende a $41 pesos, pasará a costar alrededor de $50 pesos con el nuevo gravamen, lo que representa un incremento del 22%. Por su parte, la presentación de Pepsi de 2.5 litros, cuyo precio actual es de $33 pesos, podría llegar a $40 pesos, reflejando un aumento cercano al 23%. Asimismo, la Coca-Cola de 2.75 litros, actualmente a $45 pesos, podría superar los $53 pesos, lidiando así con un incremento del 18%.
Este tipo de impuesto es calificado como regresivo, ya que afecta desproporcionadamente a quienes menos ingresos tienen. A medida que los ingresos aumentan, la carga fiscal en términos relativos disminuye, puesto que todos pagan la misma tasa, independientemente de su situación económica. Por ejemplo, al considerar un producto que cuesta $100 con un IVA del 16%, tanto un individuo de bajos ingresos como uno de altos pagarán $16. Sin embargo, para el primero, esa cantidad representa una porción considerable de su salario, mientras que para el segundo implica un gasto marginal.
Este aumento en los costos de los refrescos no solo impacta el bolsillo de los más desfavorecidos, sino que también amplía la brecha económica existente en el país. Está claramente delineado que el impuesto, lejos de ser una solución eficaz, provocará un mayor estrangulamiento financiero en las poblaciones más vulnerables, estableciendo un reto crucial para el gobierno en su búsqueda por la justicia económica y social.
A medida que nos adentramos a 2025, es fundamental que se generen diálogos sobre la efectividad de este tipo de políticas públicas y su verdadero impacto en la calidad de vida de los ciudadanos.
Gracias por leer Columna Digital, puedes seguirnos en Facebook, Twitter, Instagram o visitar nuestra página oficial. No olvides comentar sobre este articulo directamente en la parte inferior de esta página, tu comentario es muy importante para nuestra área de redacción y nuestros lectores.