La economía mexicana enfrenta un panorama desafiante a inicios de 2025, evidenciado por la caída en la actividad industrial de diversas entidades federativas del país. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), de las 32 entidades que conforman México, 19 reportaron descensos en su producción industrial en enero.
El estado de Quintana Roo lidera esta tendencia negativa, con una drástica disminución de 42.11%, consecuencia directa de la finalización de proyectos significativos como el Tren Maya y el Aeropuerto Internacional de Tulum. Chiapas, por su parte, también resintió el impacto de estas obras con una reducción del 11.09% en su actividad industrial.
La incertidumbre política generada por aranceles en la administración de Donald Trump impactó intensamente a Coahuila y Guanajuato, ambos con una alta integración manufacturera, mientras que Tabasco también registró una caída de 3.22% en su producción, agravada por la conclusión de la refinería de Dos Bocas, que aún no opera a plena capacidad.
Los estados fronterizos como Tamaulipas, Chihuahua y Nuevo León, así como el Estado de México, sufrieron la merma en la manufactura estadounidense y el adelanto de envíos al norte, relacionado con la incertidumbre de los aranceles. Es notable que Nuevo León y Sinaloa muestran caídas continuas: el primero lleva seis meses en declive, vinculado a la situación de Estados Unidos, y el segundo enfrenta desafíos vinculados a la inseguridad pública.
En contraste, 13 entidades registraron incrementos en su actividad industrial. Puebla, con una notable trayectoria en la industria automotriz, se destacó con un crecimiento de 12.29%, seguido por San Luis Potosí con un 10.81%, también beneficiado por este sector. Oaxaca, gracias al Corredor Interoceánico, tuvo un aumento de 3.18%. Otros estados como Tlaxcala, Aguascalientes y la Ciudad de México también reportaron aumentos significativos.
Mirando hacia el futuro, se anticipa que la volatilidad impulsada por un nuevo orden comercial seguirá repercutiendo en la industria mexicana. Sin embargo, se estima que esta situación podría estabilizarse. Los analistas de Banorte subrayan que la posición comercial de México con respecto a Estados Unidos es primordial, buscando una tasa arancelaria favorable.
En el sector de la construcción, también hay indicios de posibles mejoras, con un incremento en el gasto gubernamental destinado a obras públicas y una mayor apertura a la inversión mixta. Se estipula una licitación para proyectos que incorpore, al menos, 100,000 millones de pesos de inversión privada en este año. Estas medidas podrían ayudar a contrarrestar los efectos de la habitual reducción en el gasto gubernamental al inicio de un nuevo sexenio.
La información presentada refleja un contexto económico que invita a la reflexión y a la atención continua, ya que diversas variables internas y externas continúan influyendo en la producción industrial de un país en constante evolución.
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