Washington, D.C. En el ojo del huracán financiero, el acuerdo comercial entre Estados Unidos y Canadá ha capturado la atención de los inversionistas globales interesados en el futuro económico de México. Gabriel Casillas, economista jefe para América Latina en Barclays, subraya que este pacto ha proporcionado un refugio importante en medio de preocupaciones sobre aranceles, amplificando la inquietud por la próxima discusión del acuerdo, que comienza en julio de 2026.
Al ser entrevistado tras diálogos con funcionarios del Fondo Monetario Internacional (FMI) y diversos inversionistas, Casillas no dudó en calificar la reforma judicial de “muy mala”, aunque pronosticó que su impacto económico a corto plazo sería mínimo. La proyección de crecimiento de Barclays para México, que se ha mantenido en 0.7% desde antes de la implementación de aranceles, refleja una estabilidad a pesar de los cambios políticos. Sin embargo, sí se ha ajustado a la baja la expectativa para 2026, que pasó del 2% a 1.7%, en parte debido a la falta de adelanto en la revisión del acuerdo comercial.
Curiosamente, Casillas destacó que, a diferencia de los anteriores gobiernos, la actual administración no ha presentado eventos económicos perturbadores al comenzar su mandato. En el pasado, cambios abruptos en políticas y gabinetes habían restado hasta 2.5 puntos al PIB en el primer año, pero en esta ocasión, el inicio ha sido relativamente fluido.
Un aspecto clave en la agenda económica es la consolidación fiscal que la nueva administración —bajo la presidencia de Claudia Sheinbaum— ha comenzado a implementar. La gestión fiscal ha sido bien recibida por los inversionistas, quienes han notado que el gasto público no decreció y que la estrategia de asumir compromisos financieros se llevó a cabo sin grandes contratiempos.
La situación de Pemex también merece una atención especial. La empresa estatal ha visto un apoyo financiero significativo, con una inyección de 11,000 millones de dólares en bonos, además de recursos adicionales para garantizar la producción. Aunque existen inquietudes sobre su división de refinación y la posible necesidad de otro rescate en 2027, la percepción general es que Pemex está en un camino más sólido que en años anteriores.
En cuanto a la estrategia de Sheinbaum, su enfoque en la relación comercial con EE.UU. ha sido aclamado por los inversionistas. Su postura clara y dura ante el crimen organizado no solo mejora la percepción de seguridad, sino que también facilita la cooperación entre ambos países en la lucha contra la delincuencia.
Este panorama económico, a pesar de los desafíos, pinta un cuadro alentador para México en términos de inversión. La combinación de políticas fiscalmente responsables y un entorno comercial optimista podría traducirse en una revitalización del interés por el “nearshoring”, es decir, un enfoque más cercano en la producción y el suministro que va ganando atractivo.
Con estas dinámicas, el escenario para México en el ámbito económico parece más prometedor, pero todos los ojos están puestos en cómo evolucionarán las negociaciones del acuerdo comercial en los meses venideros. Las decisiones que se han tomado y las estrategias implementadas podrían ser cruciales en la forma en que México se posicionará frente a los retos y oportunidades en el futuro.
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