En un entorno financiero global marcado por la incertidumbre, los inversores enfrentan un panorama inquietante: la escalada de tensiones en Oriente Medio podría desencadenar un conflicto a gran escala. Esta situación, ya percibida por los analistas, ha provocado un movimiento significativo de capital desde activos de riesgo hacia refugios tradicionales, siendo el dólar el gran beneficiado.
Recientemente, Israel lanzó un ataque aéreo contra instalaciones nucleares y fábricas de misiles en Irán, lo que resultó en la muerte de varios altos mandos militares. Este ataque podría ser el inicio de una ofensiva prolongada destinada a frenar el programa nuclear de Teherán. Como consecuencia, el precio del petróleo, que constituye aproximadamente el 30% de la demanda energética mundial, mostró un deslizamiento abrupto, incrementándose casi un 14% en un breve lapso. El oro también se vio beneficiado de esta situación, mientras que los rendimientos de la deuda pública registraron caídas temporales y las acciones, aunque cercanas a máximos históricos, experimentaron caídas, en particular en el sector de las aerolíneas.
François Savary, director de inversiones de Genvil Wealth Management, enfatizó que estamos en una “situación peligrosa”, describiendo cómo eventos previamente controlados pueden tornarse incontrolables rápidamente. La relevancia geopolítica de Irán está en juego; no solo es uno de los mayores exportadores de crudo del mundo, sino que también se sitúa en el estratégico estrecho de Ormuz, por donde pasa aproximadamente una quinta parte del consumo global diario de petróleo. Irán ha amenazado anteriormente con cerrarlo como medida de represalia frente a la presión occidental.
En medio de estas tensiones, el expresidente estadounidense Donald Trump sugirió que Irán podría atraer más agresión al desestimar las exigencias estadounidenses en negociaciones sobre su programa nuclear, instando a un acuerdo para evitar ataques más severos. Este contexto ha llevado a una re-evaluación en los mercados, donde la atención se centra en las repercusiones del conflicto sobre la política monetaria y el impacto esperado en los precios al consumo y el crecimiento económico, especialmente en relación con una posible subida de tasas de interés.
Los mercados comenzaron a sentir el peso de las decisiones. Las acciones en el S&P 500 descendieron un 0.7% en las primeras transacciones, aunque permanecían cerca de niveles récord alcanzados en meses anteriores. Mientras tanto, la demanda por refugio llevó al dólar a recuperar su posición, después de un periodo de debilidad, reforzando su estatus ante los activos de riesgo, las criptomonedas y ciertas materias primas industriales. A pesar de que el dólar disminuyó un 10% frente a otras divisas a causa de la guerra comercial, el enfoque de los inversores se plasma claramente en la aversión al riesgo, favoreciendo el retorno al dólar.
James Athey, un gestor de fondos de renta fija de Marlborough, advirtió sobre el potencial riesgo de que los inversores interpreten la estabilidad actual como una señal para reinvertir en acciones, recordando que los mercados frecuentemente pasan por alto eventos de gran impacto rápidamente, pero asociando esta situación con un peligro latente de complacencia.
La actual coyuntura destaca cómo los conflictos externos pueden provocar reacciones inmediatas en los mercados financieros, reflejando un ciclo de incertidumbre que afecta todas las operaciones económicas a nivel global.
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