En las librerías, novelas y antologías de relatos comparten las mismas estanterías. Se trata de la calidad de la escritura, no del formato. Algunas de las series más exitosas y amadas se componen de capítulos de 20 minutos. Tanto que a veces el espectador se anima a darse un atracón de episodios, uno tras otro. El cortometraje es breve y es cine. Hasta lo puede firmar algún director de renombre. Sin embargo, apenas tiene presencia tanto en el mercado como en la conversación sobre el séptimo arte. Y eso que el año pasado se produjeron 471, solo en España.
El festival de Venecia siempre ha acogido cortometrajes en su sección oficial. Pero nunca el director artístico del certamen les había dedicado una mención explícita en la presentación de la programación. Destacó que la cosecha de este año era extraordinaria. “Es un concurso muy seguido por el público, aunque poco por la prensa. De ahí han surgido autores importantes, que también han filmado largos. Fue su trampolín y su gimnasio”, afirma ahora Alberto Barbera. E insiste: “Tenemos cuatro perlas, autores que aceptan medirse con la dimensión del corto sin renunciar a las dimensiones creativas. No se trata de ningún ejercicio tranquilizador, de segunda división”. Cuentan, además, con notable presencia española. A continuación, un repaso a cada propuesta.
‘Look at Me’
Dos estrellas: Javier Bardem y Chris Rock. Una directora tan conocida como la británica Sally Potter. Y un tenso choque creativo y humano con el amor y el sonido de la batería de fondo. “Es cierto que los cortos están considerados a menudo como una práctica para las cosas ‘reales’. Pero, en realidad, son muy difíciles de hacer bien, como los relatos. En una era donde las maneras de absorber la imagen en movimiento varían tanto, incluyendo formas extremadamente breves en las redes sociales, es positivo explorar duraciones distintas”, asegura la cineasta. En su caso, Look at Me era una de las historias que debía componer el largo Los caminos que no escogemos. Pero la directora se dio cuenta enseguida de que este material “demandaba su propio espacio”. Y ella, claro, se lo dio. Un buen corto, según Potter, debe tener “una estructura clara, alguna sorpresa y avanzar todo el tiempo. Y ninguna explicación”. Imposible resumir mejor Look at Me.
‘Carta a mi madre para mi hijo’
Tras ganar el Oso de Oro con Alcarrás, los cinéfilos españoles empezaron a preguntarse qué sería lo siguiente que verían de Carla Simón después de tamaño triunfo. Pues bien, ha presentado un cortometraje en la Mostra, Carta a mi madre para mi hijo. Una obra lírica, delicada, en súper-8, rodada cuando la cineasta estaba embarazada de su hijo, Manel, que ahora tiene dos meses. Simón partió de unas fotografías desnuda y encinta. Y a través de textos escritos, imágenes de sí misma y otras de ficción, la directora compone para la marca Miu-Miu una tierna misiva sobre la maternidad y la abuela que Manel nunca conocerá.
‘Camarera de piso’
“El corto de Lucrecia Martel tiene la misma belleza y capacidad de sorprender de sus largometrajes mejores”, asegura Barbera. Lo cual coloca el listón muy arriba. Porque la cineasta argentina está considerada una de las autoras más talentosas de su generación. Le avalan filmes como Zama, La ciénaga o La niña santa. Aquí se centra en una mujer que pide trabajar como empleada del hogar, mientras lidia con sus tormentos familiares. “Me pidieron buscar maneras para conectar la danza contemporánea con el lenguaje audiovisual. Decidí concentrarme en el movimiento continuado del cuerpo y el movimiento discontinuo del lenguaje audiovisual, en un ejercicio sobre el tiempo lineal y no lineal. Afortunadamente, donde una intención fracasa, nace otra, destinada, tarde o temprano, a fracasar”, explica la directora en la web oficial del festival.
‘In quanto a noi’ y ‘A guerra finita’
Simone Massi es el menos conocido del grupo de directores. Aunque Barbera dice de él: “Es un genio de la animación”. Otro indicio da fe de la importancia del creador: In quanto a noi, inspirada en un poema de Eugenio Montale, cuenta con la voz de Wim Wenders; y A guerra finita, su segundo corto proyectado en Venecia, es narrado a través de las palabras de Gino Strada, el ahora fallecido cirujano y fundador de Emergency, una ONG que desde hace décadas se desplaza a los frentes de guerra abiertos en todo el mundo para curar a los heridos. En un espacio brevísimo y pocas animaciones, Massi encierra la historia reciente de Italia y el horror de los conflictos armados. Apenas cinco y cuatro minutos, respectivamente. Es lo que hacen los buenos cortos.
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