Durante el periodo de Jesús de la Fuente Rodríguez, presidente de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), se registró un hito en el manejo y autorización de Instituciones de Tecnología Financiera (ITFs) en México, marcando la etapa más activa desde la implementación de la Ley Fintech en 2018. Este presidente saliente ha liderado la CNBV desde noviembre de 2021 hasta el próximo 1 de septiembre, ocupando así el cargo por un tiempo prolongado durante el cual se autorizaron 64 de las 87 ITFs que ahora operan de manera oficial.
A modo de comparación, sus predecesores, Adalberto Palma Gómez y Juan Pablo Graf Noriega, tuvieron períodos más breves a cargo, con 21 y una institución aprobada respectivamente. Este crecimiento en las autorizaciones durante la gestión de de la Fuente no solo resalta su permanencia, sino también la evolución del entorno fintech en el país.
Sin embargo, este impulso en las autorizaciones no estuvo exento de desafíos. Los largos tiempos de trámite se convirtieron en una característica notable de la administración de de la Fuente. Por ejemplo, la plataforma de fondeo colectivo Afluenta enfrentó un proceso que se extendió hasta 1,782 días, casi cinco años, con un tiempo promedio de 889 días para las autorizaciones.
Un aspecto destacado fue la culminación del proceso de regularización de ITFs que antes operaban bajo condiciones provisionales de la Ley Fintech. Durante su gestión, la CNBV emitió autorizaciones definitivas para muchas de estas entidades, que finalmente obtuvieron su reconocimiento oficial. De las 64 ITFs autorizadas, más de la mitad correspondían a entidades que previamente operaban bajo la octava disposición transitoria de la ley, destacando su regularización y fortalecimiento en el mercado.
Informes previos indicaban que un total de 83 firmas funcionaban bajo esta disposición, lo que muestra la complejidad y las condiciones a las que estaban sometidas. Las entidades debían cumplir con exigencias como formalizar nuevas subsidiarias, realizar actos corporativos, y ajustes en su estructura de capital y operación.
Esta era de transformación en el ámbito fintech refleja no solo la importancia creciente de este sector en la economía mexicana, sino también los esfuerzos regulatorios por adaptarse a un mercado en evolución constante. A medida que se consolida el marco regulatorio, el futuro de las ITFs en México se presenta con oportunidades significativas para aquellos que buscan innovar en servicios financieros.
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