El reciente ambiente en el fútbol mexicano ha destapado una serie de verdades ocultas, particularmente sobre la multipropiedad de equipos, que ahora son objeto de escrutinio. En un controvertido bloque en las mañaneras de la presidenta Claudia Sheinbaum, se reveló lo que muchos en Puebla ya sospechaban desde hace años: una red de conexiones empresariales que entrelazan a los equipos de fútbol en el país, desdibujando la línea de propiedad y gestión.
En el centro de esta controversia está el Club Puebla, anteriormente conocido como Puebla FC, que ha sido operado por un entramado de empresas vinculadas con Televisión Azteca y Grupo Elektra. Televisión Azteca, al ser dueña del Mazatlán FC y con una cuota de participación en Orlegi, que posee también al Santos y al Atlas, ilustra claramente la complejidad de la multipropiedad. Por otro lado, Grupo Elektra, a través de Arrendadora Internacional Azteca, se afirma que controla al 100% del certificado de afiliación del Club Puebla. Llama la atención que ambas conglomerados pertenecen al Grupo Salinas, lo que pone de manifiesto una situación de multipropiedad que recorre el tejido del fútbol mexicano.
Esta revelación ha sido propiciada por periodistas del movimiento Los Reporteros MX y Almanaque Puebla, quienes presentaron documentación irrefutable que respalda sus afirmaciones. Aunque algunos medios de comunicación a nivel nacional han evadido el tema, el impacto dentro del círculo informativo ha sido notable, dando pie a nuevas investigaciones para esclarecer la situación.
La FMF impone requisitos estrictos para la certificación de equipos, un proceso que ahora se ve manchado por el descubrimiento de que los verdaderos propietarios del Club Puebla son, sorprendentemente, abogados con vínculos lejanos a la franquicia. Esto deja un interrogante sobre la transparencia y legitimidad en la estructuración de los equipos de fútbol en el país.
En el terreno deportivo, el Club Puebla se enfrenta a desafíos, habiendo caído en casa ante Monterrey. A pesar de haber mostrado pasajes de buen juego, errar en situaciones clave de defensa marcó la diferencia y complicó la partida. El cuerpo técnico tiene ante sí un periodo de dos semanas para ajustar la estrategia antes de enfrentar al Toluca, un formidable rival.
Además, la situación del Estadio Cuauhtémoc provoca inquietudes. Se ha anunciado una remodelación, coincidiendo con un evento musical de renombre como el concierto de Shakira, lo que podría obligar al Club Puebla a buscar una sede alternativa durante unos meses. Esto pone en riesgo la continuidad del equipo en su hogar tradicional y abre la puerta a la posibilidad de que se muden temporalmente al Estadio Universitario de la BUAP, que cumpliría con los requisitos necesarios.
En resumen, el fútbol mexicano está en una encrucijada. Las revelaciones sobre la multipropiedad, sumadas a las complicaciones deportivas y logísticas, han puesto en primer plano preguntas cruciales sobre el futuro del Club Puebla y, por extensión, del fútbol nacional. La transparencia y la regulación se han vuelto más necesarias que nunca, mientras los aficionados y analistas del deporte permanecen atentos a cómo se desarrolla esta compleja situación.
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