En la situación actual de Nicaragua, se han planteado comparaciones entre la dictadura de Daniel Ortega y la de su predecesor, Anastasio Somoza. Según varios analistas, incluyendo a Mónica Baltodano, la dictadura de Ortega ha demostrado ser más brutal en algunos aspectos.
Baltodano sostiene que, en comparación con la dictadura de Somoza, el régimen actual de Ortega ha empleado tácticas más violentas y represivas. Señala que mientras Somoza utilizaba principalmente la represión física, Ortega ha llevado la represión a niveles más siniestros, incluyendo el uso de grupos paramilitares para ejercer el control y el terror sobre la población.
Además, Baltodano destaca que el control absoluto del gobierno sobre los poderes del Estado y sobre los medios de comunicación ha ampliado la capacidad de Ortega para reprimir a la población. Esta concentración de poder en manos del presidente ha generado una situación sumamente preocupante para el respeto a los derechos humanos y la democracia en Nicaragua.
En resumen, las comparaciones entre la dictadura de Somoza y la de Ortega llevan a la conclusión de que la situación actual en Nicaragua presenta rasgos más brutales y preocupantes en términos de represión y control por parte del gobierno. Esta perspectiva plantea serias alarmas sobre la situación política y social en el país, y subraya la necesidad de una atención internacional continua hacia la evolución de la situación en Nicaragua.
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