Advertencia: Este artículo contiene spoilers del episodio 3 de The Last of Us 2.
Después de los impactantes sucesos del capítulo 2 de la segunda temporada de The Last of Us, el episodio 3 brinda un necesario respiro emocional, aunque no carece de melancolía. La historia comienza poco después de la entrega anterior, con Tommy despidiéndose de Joel y un conmovedor recordatorio de su sobrina Sarah, a través de un reloj que ella le obsequió en su 36 cumpleaños. A continuación, se presentan las secuelas del trauma que enfrenta Ellie en el hospital, donde, tras recuperar la consciencia, es sedada debido al profundo impacto de lo ocurrido. Un detalle visual significativo es que la animación de los créditos iniciales ahora solo muestra la silueta de Ellie, apuntando a su vulnerabilidad.
El relato avanza tres meses después, con la comunidad de Jackson en plena labor de reconstrucción, un ambiente que contrasta con la lucha interna de Ellie, quien acaba de ser dada de alta. Su reunión con Gail, la psicóloga del pueblo, revela que la joven oculta un dolor profundo, a pesar de su esfuerzo por aparentar fortaleza. Esta interacción ilustra la complejidad emocional que Ellie enfrenta, reflejada en sus sutiles microexpresiones.
Gran parte de este episodio se dedica a explorar el dolor que sigue a la pérdida de Joel, presentado con un enfoque delicado. Aunque el pueblo avanza hacia tiempos mejores, la ausencia de Joel es una sombra persistente. Un momento poderoso es la visita de Ellie a su antigua casa, un espacio lleno de recuerdos y objetos que representan sus últimas interacciones. Su tristeza es palpable, culminando en lágrimas que son interrumpidas por la llegada de Dina, quien regresa el foco a los eventos que darán forma al resto de la temporada.
La conversación entre Ellie y Dina no solo revisita el trágico día de la muerte de Joel, sino que también se revela un detalle inquietante: Dina recuerda cada nombre de los atacantes, una información que optó por no compartir para proteger el proceso de sanación de Ellie. Este diálogo encapsula el dilema emocional entre la memoria y la necesidad de seguir adelante, dejando al espectador con una sensación de anticipación por lo que vendrá.
Este episodio no solo avanza la narrativa, sino que profundiza en la psicología de sus personajes, convirtiéndolo en un componente crucial de la historia. Los ecos de la pérdida, la lucha por la recuperación y las relaciones interpersonales son elementos que seguirán resonando a medida que la serie evolucione.
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