La poesía emerge como un faro en medio de la tempestad de la migración, un fenómeno que afecta a millones en el continente. Rodrigo Balam, un poeta y escritor originario de Villa Comaltitlán, Chiapas, ha encontrado en las letras una poderosa herramienta para visibilizar esta problemática. Con su obra “Libro centroamericano de los muertos”, que le valió el Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes en 2018, Balam ha utilizado su pluma para dar voz a aquellos que a menudo son silenciados.
En una reciente entrevista, Balam subrayó que la escritura no solo es su oficio, sino un compromiso social. “La literatura y la poesía pueden incidir en la solución de problemas y la toma de decisiones políticas”, afirmó. La capacidad de los escritores para plantear la injusticia en foros internacionales puede amplificar su mensaje, transformando su arte en un eco de las luchas sociales. Cuando los relatos de migración llegan a quienes manejan las políticas, se abre un nuevo canal de diálogo sobre las atrocidades que enfrentan miles de personas.
La visión de Balam es clara: más allá de su función estética, la poesía se convierte en un archivo histórico. Utiliza como ejemplo a Roque Dalton, cuyas palabras retratan la situación de El Salvador durante la guerra, ofreciendo un prisma a través del cual evaluar el presente de un pueblo. Este enfoque es pertinente, especialmente en un contexto como el de Chiapas, que tras el levantamiento zapatista de 1994 ha experimentado cambios significativos, incluida la violencia del crimen organizado que azota a sus comunidades.
El autor, que ha vivido de cerca la migración, pues su infancia estuvo marcada por el paso de muchos migrantes que recibían apoyo en su hogar, destaca que la deshumanización del fenómeno actual es alarmante. Los migrantes, que antes enfrentaban sufrimientos en su travesía, ahora se convierten en víctimas de redes criminales. Escribir sobre esta realidad, según Balam, es vital para hacer que el tema ocupe un lugar en la memoria colectiva.
Su más reciente obra, “Machete sin hoja al que le falta el mango”, ganadora del Premio Mesoamericano de Poesía Luis Cardoza y Aragón, emerge en un contexto de fragilidad personal, ya que el autor enfrentó problemas de salud durante la pandemia. En ella, explora el estado de la poesía contemporánea, sin concesiones al lector, y reflexiona sobre el papel ético de los escritores en la sociedad. “Hay una banalización del quehacer literario”, observa, haciendo un llamado a la crítica y al compromiso.
La poesía, como bien señala el poeta tseltal Antonio Guzmán, no solo es un reflejo del creador, sino un vehículo de reflexión sobre la condición humana. En tiempos donde los hechos trascienden el periodismo y se vuelven arte, la literatura se convierte en un testigo de la historia, planteando preguntas y dejando huellas en la conciencia colectiva.
En una sociedad donde las injusticias pueden parecer distantes o invisibles, la voz de autores como Rodrigo Balam resuena con fuerza, recordando que la poesía no solo es un refugio, sino también un acto de resistencia y una invitación al cambio.
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