A medida que el gobierno de Claudia Sheinbaum avanza hacia la transición energética, se ha anunciado una significativa inversión de 800 millones de dólares en energías renovables, destacando especialmente el impulso a la energía solar y la descarbonización del sector eléctrico. Este enfoque no es totalmente nuevo, ya que se había mencionado previamente, pero ahora se presentan proyectos concretos y bien definidos.
Uno de los proyectos centrales incluye la construcción de dos modernas centrales termosolares con tecnología de almacenamiento térmico en Baja California Sur, marcando un hito al ser el primer proyecto de este tipo en el país. Esta innovadora tecnología permitirá producir electricidad de manera firme y continua, contrastando con las intermitencias típicas de otras fuentes renovables.
La implementación de estas centrales no solo representa un paso hacia la mejora en la producción de energía limpia, sino que también contribuirá a la descarbonización del sector eléctrico al reemplazar combustibles fósiles como combustóleo, diésel y gas. Además, se espera que tanto la construcción como el mantenimiento de las instalaciones se realicen utilizando materiales nacionales, alineándose con los objetivos de autosuficiencia y soberanía energética que promueve el gobierno.
Durante una reciente conferencia, la secretaria de Energía, Luz Elena González Escobar, detalló que el ambicioso proyecto tiene como objetivo cumplir con la meta establecida por ley: que al menos el 35% de la generación eléctrica provenga de fuentes limpias y renovables para 2030. Según Jorge Marcial Islas Samperio, subsecretario de Planeación y Transición de la Secretaría de Energía, esta tecnología tiene un historial de 15 a 20 años en el escenario internacional, con una capacidad instalada global de 1,400 MW a través de plantas termosolares.
Las nuevas centrales en México, que se espera estén operativas hacia el final del sexenio, generarán entre 50 y 100 megawatts de energía, beneficiando a aproximadamente 100,000 a 200,000 hogares, según las proyecciones de la directora de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), Emilia Calleja. Adicionalmente, se ha revelado que la CFE invierte anualmente 100,000 millones de pesos en subsidios a la electricidad, lo que reduce los costos para los hogares. Para asegurar la sostenibilidad de este apoyo, se implementará un plan integral que incluye la modernización de equipos y la instalación de paneles solares en viviendas.
Este anuncio representa un cambio significativo en comparación con el sexenio anterior en la política del sector eléctrico. Recientemente, se mencionó otra inversión sustancial de 8,177 millones de dólares para la construcción de más de 6,000 kilómetros de nuevas líneas de transmisión y 524 subestaciones eléctricas, que buscan fortalecer el suministro eléctrico para más de 50 millones de usuarios en México. Esta doble inversión refleja un esfuerzo por superar las deficiencias en distribución y transmisión que se han acumulado en años recientes.
Mientras el país avanza hacia esta transición energética, se observa un modelo que ha sido exitoso en lugares como Estados Unidos, España y Abu Dabi, donde se encuentra el parque solar más grande del mundo, Noor-1. Aunque toda inversión conlleva riesgos, el lanzamiento de proyectos de largo plazo es fundamental para atender la creciente demanda y reducir la huella de carbono de manera simultánea.
En otra esfera, los círculos financieros advierten que con la llegada de Ángel Cabrera a la presidencia de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, se espera una intensa supervisión de las instituciones del sistema financiero. La vigilancia detallada de las operaciones de las intermediarias financieras podría marcar una nueva era en la regulación del sector.
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