Más de 360 pueblos integran Las Merindades, una amplísima comarca del norte de Burgos que ofrece un catálogo de románico puro, valles verdes a rabiar, desfiladeros y cascadas. El Ebro y sus no menos caudalosos afluentes acompañan a lo largo de esta ruta dando formidables brincos y horadando peñas. Pasaremos por el nuevo pueblo bonito de España y, al final, veremos al río Nervión nacer en estas tierras altas de Castilla y León y entrar en el país Vasco dando el mayor salto de la Península, de 222 metros.
El pueblo de Frías y su castillo medieval
El castillo roquero más altivo de España, con su torre encaramada en un peñasco, señorea desde el siglo XII esta coqueta villa medieval, cuyas casas de roca tobácea con entramado de madera se apiñan a lo largo de angostas costanillas o cuelgan sobre el abismo. Llegando a Frías, en Tobera, el río Molinar, afluente del Ebro, atraviesa una estrecha garganta saltando de cascada en cascada y salpicando un humilladero, una ermita y un puente medieval. Para puente medieval, el que descubriremos saliendo de Frías: mide 143 metros, salva el Ebro de nueve zancadas y tiene una torre en medio donde en su día se cobraba el pontazgo.

Desfiladero del río Purón un cañón de puentes medievales
A unos 15 kilómetros de Frías, la aldea de Herrán guarda la entrada al desfiladero del río Purón, un cañón lleno de puentes medievales, buitres leonados y árboles de lo más variado, desde encinas hasta hayas, solo para los ojos de los senderistas. Por esta senda bajaron los primeros repobladores cristianos de la meseta a mediados del siglo IX, cuando Castilla era aún un pequeño rincón disputado a los musulmanes. Caminando una hora río arriba se llega a Ribera, ya en la vecina Álava, un pueblo que fue abandonado hace medio siglo y en el que solo permanece en pie la iglesia románica.
La cascada del Peñón
Todas las cascadas de Las Merindades son muy vistosas, pero ninguna se ofrece con tanta generosidad a la pública admiración como la del Peñón en Pedrosa de Tobalina, por la sencilla razón de que está en mitad de la población. Concretamente, detrás del bar Vélez. Allí mismo, el impetuoso Jerea, afluente del Ebro, se precipita por encima de una visera rocosa de 40 metros de largo (todo el ancho del río) en una fragorosa caída de nueve metros, formando dos cortinas de agua que se hacen una sola y más espesa cuando baja crecido, y entonces esto ya es el Niágara de Castilla.
La ermita de San Pantaleón
Al norte de Pedrosa de Tobalina se abre el valle de Losa, cuya maravilla es la ermita románica de San Pantaleón de Losa: erigida sobre una peña caliza de extraña figura, como la proa de un navío, su origen ha suscitado muchas teorías esotéricas. También es extraño el personaje escultórico de tamaño natural que custodia la puerta, y también que la sangre del mártir titular se licue cada 27 de julio en el convento madrileño de la Encarnación.
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