Latinoamérica frente al histórico traspaso de riqueza

En América Latina, el tema de la riqueza está profundamente arraigado en las historias familiares que han forjado patrimonios a lo largo de generaciones. A medida que la región se enfrenta a un momento crucial, el capital que cambiará de manos en las próximas décadas alcanzará cifras sin precedentes. Con base en el Global Wealth Report 2025 de UBS, estamos ante la mayor transferencia de riqueza en la historia, estimando que cerca de 83 billones de dólares se traspasarán de una generación a otra en los próximos 20 a 25 años. México, por su parte, se sitúa en el centro de este fenómeno.

Dentro de este contexto, México ha experimentado transformaciones significativas. Aunque la riqueza promedio por adulto ha mostrado una disminución en los últimos años, la mediana de riqueza ha crecido un 12.6% solo en 2024, posicionándose casi un 17% por encima de las cifras de 2020. Esto indica un fortalecimiento notable de los segmentos medios en la distribución del patrimonio. Además, se observa que más del 64% de la riqueza en México está concentrada en activos no financieros, como bienes raíces, lo que añade un matiz esencial a la planificación de la sucesión patrimonial.

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Los responsables de este patrimonio familiar ahora enfrentan la responsabilidad de transmitir su legado en un entorno más complejo y volátil que nunca. No se trata únicamente de manejar cifras; estamos hablando de una transformación radical en la manera en que se concibe, protege y proyecta el legado familiar.

Existen tres desafíos clave que emergen en este nuevo escenario. El primero es estratégico: sin una planificación adecuada, incluso los patrimonio más sólidos corren el riesgo de fragmentarse. Establecer estructuras legales y fiscales adecuadas ya no es suficiente. Es vital tener una visión integral que no solo considere el presente, sino que active a las futuras generaciones, evitando así que el arduo trabajo de décadas se diluya en un corto periodo de tiempo.

El segundo desafío es emocional. Muchas familias aún evitan discutir temas de sucesión y roles, pero el silencio no asegura la continuidad del legado. Al contrario, la falta de preparación puede crear tensiones y conflictos internos. Es crucial educar a los herederos acerca de las inversiones y del propósito del capital familiar, ayudándoles a entender el impacto que puede tener y el papel que deberían asumir como líderes del legado.

El tercer desafío es de naturaleza cultural. Las nuevas generaciones perciben la riqueza de una manera diferente; desean mayor participación, transparencia y significado. Se concentran en el impacto social, la sostenibilidad y en causas que van más allá de la simple rentabilidad. Este cambio de perspectiva debe ser visto como una oportunidad para fortalecer la identidad del patrimonio y alinearlo con los valores contemporáneos.

Este momento histórico brinda a América Latina la oportunidad de construir un nuevo modelo de legado, un esquema que combine la sabiduría de quienes han edificado el patrimonio con la energía de quienes lo heredarán. La asesoría patrimonial juega un papel fundamental en este proceso, facilitando la comunicación, generando confianza y ofreciendo una visión multidimensional que acompañe a las familias en esta transición.

Cuando hay una visión compartida, el patrimonio se conserva y se multiplica en valor, impacto y trascendencia. Este enfoque no solo preserva lo acumulado, sino que transforma la riqueza en una herramienta de propósito, continuidad y progreso para las futuras generaciones.

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