La preparación para enfrentar crisis es vital para la supervivencia de los negocios, un hecho evidenciado durante la pandemia de Covid-19, donde las organizaciones que implementaron estrategias de gestión de crisis lograron mantenerse a flote. Según un estudio revelador, aunque el 64% de los líderes considera que sus empresas están capacitadas para afrontar situaciones críticas, solo la mitad cuenta con procesos y una cultura organizacional que les permita adaptarse de manera efectiva y rápida.
A pesar de la aparente confianza en su capacidad de respuesta, muchas organizaciones carecen de estructuras sólidas y coordinadas. Esto es alarmante, ya que el estudio “Liderazgo en tiempos de crisis en las organizaciones mexicanas 2025”, realizado por Orduña Talent Services, subraya que el 30% de los líderes no cuentan con el respaldo de sus superiores a pesar de que el 70% de ellos tiene la autonomía para tomar decisiones en estos contextos difíciles. La falta de apoyo no solo limita la capacidad de los jefes para responder, sino que también crea un ambiente en el que actuar puede percibirse como un riesgo en lugar de una responsabilidad compartida.
Refuerza esta visión un informe de Microsoft WorkLab, que indica que siete de cada diez jefes aseguran no tener la influencia ni los recursos necesarios para implementar cambios que beneficien a sus equipos de trabajo. Esta presión, que a menudo se intensifica al equilibrar las demandas de los empleados con las expectativas de la alta dirección, lleva a muchos gerentes a tomar decisiones apresuradas, lo que, según la consultoría DDI, afecta la calidad de las soluciones presentadas.
La creciente complejidad de las situaciones que los mandos medios deben manejar, unida a la presión por cumplir objetivos comerciales en un entorno restringido, plantea un desafío considerable. Osval Orduña destaca la necesidad de que los jefes reciban respaldo institucional para tomar decisiones que no solo sean rápidas, sino que también estén alineadas con las necesidades de sus equipos. En momentos de crisis, la efectividad de una decisión puede depender tanto de su rapidez como de la humanidad y la dirección en la comunicación.
El papel de los jefes es crucial, ya que ellos son los encargados de impulsar el cambio y guiar a sus colaboradores, proporcionándoles las herramientas necesarias para afrontar desafíos. Sin embargo, si estos líderes sufren de desgaste emocional, el impacto se reflejará inevitablemente en sus equipos. Un estudio reciente señala que el 70% de los gerentes considerarían aceptar un recorte salarial si eso implicara un impacto positivo en su salud mental.
Este contexto exige, más que nunca, un liderazgo empático. Según el 68% de los encuestados en el estudio de Orduña Talent Services, ya no se trata únicamente de obtener resultados, sino de hacerlo desde un enfoque que valore la conexión humana, la escucha activa y la contención emocional. Los líderes del futuro deberán no solo enfrentar desafíos, sino también generar un ambiente en el que el bienestar de sus equipos sea una prioridad central, especialmente en tiempos de crisis.
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