Adiós. La revista ¡Hola! ―ojo aquí― publicó un mensaje descorazonador hace unos días: “El Consejo de Seguridad Nuclear alerta del robo de un equipo radiactivo en Madrid”. El tuit tuvo muchísimo éxito en su perfil de Twitter. No es lo mismo la Preysler que el uranio. La cuenta oficial de la biblia del papel cuché cuenta con más de 1,6 millones seguidores en España. Bien, pues solo una persona de todo esa marabunta, Marina Muro —“Apasionada en todos los sentidos, amante de la vida, la familia y los viajes. Art lover, plants lover”, según su perfil—, decidió compartir semejante alarma nacional. Ya tocará hablar en otro momento de los plants lovers patrios, que haberlos haylos. La noticia de ¡Hola! no era una gran exclusiva. De hecho, el maletín radiactivo ya se había encontrado cuando la revista dio la voz alarma a la ciudadanía. Óscar, en estos lares @kikatxato, no se anduvo con historias: “A ver si os enteráis, que hace más de una hora que se ha recuperado”. Normal.
Son muchos días históricos seguidos. El hastío ya cansa. Por eso, y ahora más que nunca, conviene recordar uno de los mejores titulares periodísticos de la historia de los pálpitos. El gran periodista Martin Biachi, ahora en ¡Hola! y antes en Abc, entrevistó en 2019 a Pitita Ridruejo, la alta sociedad encarnada. “¿Alguna vez se sintió discriminada por ser católica?”, preguntó Bianchi. Ridruejo fue con todo: “Completamente. Lo que pasa es que a mucha gente no le conviene que llegue el Apocalipsis”. Y tanto. No conviene en absoluto. Más aún tras el viento del Sáhara, que ha dejado España hecha polvo.
En realidad, esa maletilla de color amarillo y con forma similar a un botiquín, fue robada hace cinco días en Humanes, a unos 20 kilómetros de la Puerta del Sol. El robo se produjo después de que fuese manipulada la cerradura de la furgoneta donde era transportada. Inmediatamente, el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) informó por todas las partes posibles de que la maleta no contenía dinero en efectivo, sino más bien fuentes radiactivas de cesio y americio, elementos químicos que no viene manipular ni beber. Hay cacos sueltos por Madrid con misiones impresionantes. La sexta temporada de La casa de papel se queda corta.
El maletín fue encontrado dos días después de la desaparición en el distrito madrileño de Usera, en la calle de Francisco Ruiz, como si nada. Pequeños avisos que nos alertan de que el Apocalipsis puede aparecer por cualquier rincón patrio. Hasta allí se desplazaron los mejores efectivos de seguridad ciudadana, que acordonaron un perímetro y desalojaron la vivienda más próxima al punto en el que se encontraba la maleta radioactiva. ¿Y los ladrones? Todo el mundo sabe que, tarde o temprano, hablarán en exclusiva para ¡Hola!
En fin. Ha resultado una semana de mucho ajetreo para el corazón. Muy comentada ha sido la entrevista a la estilista de Isabel Preysler, Cristina Reyes, en la revista Vanity Fair. “¿Cómo es su día a día cuando está trabajando?”, le preguntan. “No tengo dos días iguales”, contesta Reyes. Normal. El Apocalipsis no quiere rutinas. “Si es una celebrity que va a asistir a un evento”, continúa, “enterarme bien del dress code, lugar y hora y ponerme a hacer el research y request, poner una fecha de fitting y así hasta dar con el look 10. Si es para una editorial, recibir el briefing del mood del shooting y empezar el shopping por los showrooms de Madrid y también en los de fuera de España”. Poco más se puede añadiring.
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