Este año, pocos activos han generado tanto interés —y tan pocas reflexiones profundas— como Palantir. Con un nombre que evoca la legendaria piedra de Tolkien que permitía vislumbrar cualquier rincón del mundo, la empresa ha tenido un desempeño excepcional; su acción ha aumentado un 107% en lo que va del año, a pesar de una reciente caída del 17% en solo siete días.
Desde 2023, Palantir ha registrado un sorprendente crecimiento del 167%, y se proyecta un vertiginoso 340% para 2024. Sin embargo, este ascenso está generando inquietud en el mercado. Los operadores veteranos se preguntan: ¿qué están viendo realmente los inversionistas y qué están dejando de lado?
Es fundamental señalar que Palantir no es una startup sin rumbo; cuenta con contratos gubernamentales, actúa en el sector de defensa e inteligencia, y aspira a expandir su presencia en el sector privado. Su narrativa corporativa combina patriotismo algorítmico, un panorama distópico y un toque de misticismo tecnológico.
Sin embargo, al analizar sus estados financieros, la realidad se torna menos deslumbrante: en los últimos 12 meses ha facturado apenas 3,440 millones de dólares, con un margen operativo del 17% y un crecimiento de ingresos del 39%. Aunque no presenta pérdidas, su flujo de efectivo es modesto.
Lo que realmente desconcierta es su valuación. Con una capitalización de mercado de 371,000 millones de dólares, Palantir supera el valor de gigantes establecidos como Adobe (150,000 millones de dólares), Unilever (155,000 millones de dólares), Xiaomi (175,000 millones de dólares), Nike (113,000 millones de dólares) y BlackRock (184,000 millones de dólares). Todas estas empresas tienen décadas de experiencia, presencia global y flujos de ingresos recurrentes, en contraste con Palantir, que genera menos del 1% de lo producido por Amazon.
Los múltiplos financieros de Palantir son igualmente alarmantes. Actualmente, cotiza a casi 521 veces sus utilidades (P/E) y a cerca de 105 veces sus ventas (P/S). Estos niveles, raramente sostenibles fuera de empresas con alta escalabilidad, contrastan drásticamente con Amazon, que tiene un múltiplo P/S de solo 3.5x, o Microsoft, cuyo P/S es de 13.4x, pero con ingresos que superan los 282,000 millones de dólares en los últimos 12 meses.
Palantir no está sola en esta euforia tecnológica. El sector como un todo está en expansión, con el índice del sector cotizando a 9.8x P/S, mientras que el S&P 500 ronda su máximo histórico de 3.2x. Sin embargo, la situación de Palantir destaca debido a que su narrativa parece ser el pilar de su valorización, más que sus fundamentos económicos.
La creciente fe en la inteligencia artificial, su cercanía con el Pentágono y la estética casi mística de sus presentaciones han convencido al mercado de la inevitabilidad de su éxito. Sin embargo, un análisis más profundo revela que, pese a su alto precio, Palantir aún no ha demostrado los ingresos, márgenes ni el flujo de efectivo que justifican su actual valorización.
Lo que debería preocupar más a los inversionistas no es simplemente el precio de Palantir; es la firmeza con la que se sostiene su valoración. Existe la noción de que su vinculación con la inteligencia artificial y sus contratos gubernamentales son sinónimos de éxito duradero. Pero la historia nos ha demostrado que, cuando se deja de lado el análisis crítico y solo se actúa bajo la creencia, las valoraciones pueden inflarse y, eventualmente, desinflarse.
En un mundo donde la medición y la predicción son cada vez más precisas, es irónico que el mayor riesgo pueda estar, en realidad, frente a nuestros ojos. Palantir se presenta como una entidad que promete predecir el futuro, pero como los reyes de Tolkien aprendieron, incluso las visiones más poderosas pueden desvanecerse ante quienes no están dispuestos a ver la realidad.
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