A partir del 10 de diciembre, muchos adolescentes australianos experimentarán un cambio significativo en su relación con las redes sociales: tendrán que esperar hasta cumplir 16 años para poder crear cuentas en plataformas populares como Instagram, TikTok, Snapchat y YouTube. Esta medida se deriva de la aprobación en 2024 de la Ley de Edad Mínima en Redes Sociales, que sitúa a Australia como el primer país en implementar tal restricción.
En todo el mundo, se ha intensificado la preocupación acerca del impacto negativo que las redes sociales tienen en la salud mental de los jóvenes. En Estados Unidos, casi la mitad de los adolescentes opina que estas plataformas causan daño a su grupo de edad, y los padres muestran una creciente inquietud al respecto. Aunque algunos estados ya han comenzado a introducir legislaciones para proteger a los menores en línea, una prohibición nacional todavía se encuentra lejos de ser una realidad.
Australia ha tomado medidas más rápidas. Inspirado por el libro La Generación Ansiosa de Jonathan Haidt, el premier de Australia del Sur, Peter Malinauskas, impulsó el proyecto de ley que rápidamente recibió apoyo a nivel nacional. En poco tiempo, esta prohibición se convirtió en ley, recibiendo un respaldo notable entre los padres y legisladores, con una aprobación del 77% entre la población australiana. Sin embargo, los adolescentes y las empresas tecnológicas, que podrían enfrentar multas si no logran controlar el acceso de los menores, no ven la medida con buenos ojos.
Algunos jóvenes, como Elena Mitrevska, de 18 años y residente en Melbourne, expresan su descontento ante esta decisión. Aunque inicialmente estaba a favor, ha cambiado de opinión, argumentando que la prohibición elimina espacios de conexión y comunidad para los adolescentes. Mitrevska forma parte del Consejo Juvenil de eSafety, donde puede influir en la implementación de la nueva legislación, aunque no participó en la votación sobre el proyecto de ley.
Los reguladores australianos creen que esta estrategia ofrecerá a los padres la oportunidad de enseñar a sus hijos habilidades de navegación en el entorno digital antes de que tengan acceso total a las redes sociales. Julie Inman Grant, comisionada de eSafety, sostiene que la medida no resolverá todos los problemas, pero proporcionará un espacio para que los padres establezcan normas y ayuden a desarrollar la resiliencia y el pensamiento crítico en sus hijos.
La legislación representará un experimento único en la intersección de la política y la tecnología, cuyo impacto a largo plazo aún está por verse. La atención internacional se dirige a Australia para observar cómo esta pionera prohibición afectará a las generaciones futuras en un mundo donde las redes sociales han sido omnipresentes.
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