En un evento que refleja la compleja y problemática realidad del narcotráfico en México, un grupo conocido como “Los Ángeles del Barranco” llevó a cabo un homenaje en honor a Nemesio Oseguera Cervantes, mejor conocido como “El Mencho”, fundador del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). Este acto, que se realizó en una comunidad de Michoacán, ha despertado inquietudes por el peligroso culto a la personalidad en torno de figuras del crimen organizado y sus implicaciones en la sociedad.
El homenaje, que atrajo la atención de las autoridades y medios de comunicación, se convirtió en un escenario de ostentación de poder e impunidad. Durante el evento, que incluyó un espectáculo musical, varios asistentes portaron emblemas y vestimenta que evocaba al CJNG, subrayando la influencia que el cártel ejerce en la región. Esta situación se presenta en un contexto donde el narcotráfico ha permeado cada rincón de la vida social y política mexicana, convirtiéndose en un fenómeno que trasciende la mera actividad criminal, y generando un sentido de lealtad y pertenencia hacia líderes de estas organizaciones.
Adicionalmente, analistas señalan que las manifestaciones de apoyo hacia figuras del narcotráfico, como las que se vieron en el homenaje, no solo exponenen la admiración y el miedo que generan estos líderes, sino que también ponen de manifiesto la falta de oportunidades y el descontento social que a menudo alimentan la violencia. En zonas donde el gobierno no ha logrado establecer un estado de derecho efectivo, el crimen organizado se erige como una alternativa que ofrece poder, protección y en algunos casos, hasta servicios básicos a la población.
Los ángeles del Barranco, como se autodenominan sus miembros, no son solo un grupo que rinde homenaje a un criminal. Este fenómeno se inserta en un contexto más amplio, donde bandas y carteles utilizan la cultura y la música para reforzar sus mensajes y promover su identidad. En este sentido, las celebraciones y homenajes se convierten no solo en una celebración del narcotráfico, sino en una reafirmación de organización y control social.
La situación invita a una reflexión profunda acerca de las raíces del narcotráfico en México y sus implicaciones. Mientras el país continúa lidiando con la violencia y la criminalidad, eventos como este resaltan la necesidad de un enfoque más integral que aborde no solo la inseguridad, sino también las realidades socioeconómicas que alimentan este ciclo de violencia.
El homenaje a “El Mencho” y la percepción de figuras como él en la sociedad demuestra que el narcotráfico va más allá del crimen; representa un fenómeno cultural que sigue encontrando eco en diversos sectores de la población, dejando a su paso interrogantes sobre el futuro y la posibilidad de un cambio tangible en una realidad profundamente arraigada.
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