La guerra interna del Cartel de Sinaloa, que ha dividido a Los Chapitos y Los Mayitos desde la captura de Ismael “El Mayo” Zambada, se intensifica sin que se disponga de estadísticas públicas que corroboren el impacto de esta contienda. Sin embargo, los recientes eventos han evidenciado un debilitamiento considerable del grupo liderado por los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán.
Recientes operaciones de seguridad han resultado en la muerte y arresto de varios miembros clave de Los Chapitos. Uno de los últimos en caer fue Óscar Noé Medina González, conocida como “El Panu”, un importante jefe de sicarios, asesinado en el corazón de Ciudad de México. Esta ejecución es un claro indicativo de los cambios operativos que se están llevando a cabo con más frecuencia y contundencia.
La percepción de que el grupo enfrenta una presión creciente proviene de una serie de detenciones y asesinatos de alto perfil no solo en Sinaloa, sino también en Jalisco y en la propia capital. Según Cecilia Farfán, jefa del Observatorio de América del Norte de la Iniciativa Global contra la Delincuencia Organizada Transnacional, aunque no existe información pública que detalle la afiliación de los arrestados, sí se puede inferir patrones a partir de las acciones del Gobierno.
La cooperación en materia de seguridad entre México y Estados Unidos ha cambiado, lo que sugiere que hay un enfoque particular sobre una facción sobre otra, en virtud de la inteligencia compartida. Estados Unidos aporta información crítica sobre la localización de ciertos miembros, lo que permitiría a las autoridades mexicanas actuar de manera más dirigida.
Entre los nombres que han caído en este conflicto, destacan figuras como Nestor Isidro Pérez Salas, conocido como “El Nini”, capturado en noviembre de 2023 tras organizar un evento de violencia; Kevin Alonso Gil Acosta, “El 200”, arrestado y extraditado a Estados Unidos; y Jorge Humberto Figueroa Benítez, “La Perris”, asesinado en un operativo militar.
A pesar de estas bajas, los analistas advierten que Los Chapitos aún poseen una notable capacidad operativa. Miguel Calderón Quevedo, coordinador del Consejo Estatal de Seguridad Pública en Sinaloa, ha señalado que, aunque se ha observado un cambio en la dinámica criminal, la estructura del grupo sigue funcionando en gran medida. Mantienen recursos logísticos y humanos que les permiten continuar causando estragos.
El contexto de esta lucha es complejo, con un trasfondo de competitividad violenta y cambios estratégicos. Mientras las autoridades tratan de desmantelar esta poderosa organización, es evidente que todavía queda mucho por hacer para restablecer un orden más estable y seguro en la región. A medida que esta situación evoluciona, la atención pública y la cooperación internacional seguirán jugando un papel crucial en el desenlace de la guerra en Sinaloa.
Gracias por leer Columna Digital, puedes seguirnos en Facebook, Twitter, Instagram o visitar nuestra página oficial. No olvides comentar sobre este articulo directamente en la parte inferior de esta página, tu comentario es muy importante para nuestra área de redacción y nuestros lectores.


