Los talibanes han anunciado este martes un Gobierno en funciones con el que abordar los numerosos desafíos que afrontan. Al frente del mismo, como “ministro jefe”, está Mohammad Hasan Akhund. El portavoz talibán, Zabihullah Mujahid, no ha desvelado si al frente del Estado va a estar finalmente su líder supremo, Hibatullah Akhundzada. Pero sus tres adjuntos van a ocupar los cargos clave de viceprimer ministro, Abdulghani Baradar; ministro de Defensa, Mohammad Yaqood, y ministro del Interior, Sirajuddin Haqqani. El nuevo primer ministro afgano era hasta ahora el jefe del consejo de liderazgo (rahbari shura), un poderoso órgano de decisión que aconseja al líder supremo, de quien se considera muy próximo a Akhund. Durante la anterior dictadura talibana fue ministro de Exteriores y viceprimer ministro. Aunque su nombre ya había empezado a rumorearse en las últimas horas, muchos analistas habían apostado para la jefatura del Gobierno por Baradar, cofundador y responsable político del grupo, quien queda de número dos de Akhund.
Dos puestos clave para intuir los planes de los nuevos gobernantes son las carteras de Defensa e Interior. La primera ha recaído como se esperaba en Yaqood, el hasta ahora responsable militar de la guerrilla e hijo de su fundador, el mulá Omar. En cuanto a Interior, la elección de Sirajuddin era previsible dado que su grupo se arrogó la seguridad de Kabul nada más entrar en la ciudad y sus hombres controlan prácticamente todas las provincias al este de la capital hasta la frontera con Pakistán. Sin embargo, de cara al exterior plantea serios interrogantes dado que Sirajuddin lidera la Red Haqqani, una milicia semi autónoma dentro de los talibanes, que Estados Unidos ha designado organización terrorista. Sobre el pesa una recompensa de cinco millones de dólares desde 2008.
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Dos puestos clave para intuir los planes de los nuevos gobernantes son las carteras de Defensa e Interior. La primera ha recaído como se esperaba en Yaqood, el hasta ahora responsable militar de la guerrilla e hijo de su fundador, el mulá Omar. En cuanto a Interior, la elección de Sirajuddin era previsible dado que su grupo se arrogó la seguridad de Kabul nada más entrar en la ciudad y sus hombres controlan prácticamente todas las provincias al este de la capital hasta la frontera con Pakistán. Sin embargo, de cara al exterior plantea serios interrogantes dado que Sirajuddin lidera la Red Haqqani, una milicia semi autónoma dentro de los talibanes, que Estados Unidos ha designado organización terrorista. Sobre el pesa una recompensa de cinco millones de dólares desde 2008.