Entre el 6 y el 9 de octubre de 2025, una serie de intensas lluvias sacudieron el centro de México, produciendo severas inundaciones que devastaron 72 municipios en varias entidades, incluyendo Hidalgo, Veracruz, Puebla, Querétaro y San Luis Potosí. La secretaria del Bienestar, Ariadna Montiel, informó que aproximadamente 38,872 hogares resultaron afectados, lo que dejó a miles de familias sin un lugar donde vivir ni pertenencias. Este trágico evento no solo evidenció la vulnerabilidad de la infraestructura, sino que también puso a prueba la capacidad de respuesta del gobierno y la solidaridad entre los mexicanos.
Veracruz se erigió como el epicentro del desastre, con 24,525 viviendas dañadas debido a las trombas y el desbordamiento de ríos ocurridos entre el 7 y 8 de octubre. Las zonas rurales, especialmente en las cuencas de los ríos Papaloapan y Tuxpan, sufrieron pérdidas devastadoras. Por detrás, Puebla registró 6,335 hogares dañados, seguido de San Luis Potosí con 4,956, Hidalgo con 2,064 y Querétaro con 992. Los reportes indican que los niveles de agua crecieron de manera abrupta e inesperada, superando cualquier pronóstico realizado por la Comisión Nacional del Agua.
Desde el 10 de octubre, más de 3,500 Servidores de la Nación se desplegaron en las áreas más afectadas. Su objetivo fue censar daños y proporcionar ayuda a las familias damnificadas. Se han instalado 15 campamentos activos que permiten documentar con precisión las pérdidas y ofrecer apoyo emocional a quienes lo requieren. Durante una conferencia matutina el 17 de octubre, el gobierno federal elogió a estos brigadistas por su arduo trabajo en condiciones difíciles, donde han recogido testimonios y distribuido kits de emergencia. Se espera que el número de funcionarios en terreno alcance los 5,000 para el fin de semana, reforzando la asistencia en comunidades aisladas.
En cuanto a la infraestructura eléctrica, la Comisión Federal de Electricidad (CFE) reportó un avance del 95.4% en la restauración del servicio. Más de 7,000 usuarios recuperaron la luz en las últimas horas, lo que es crucial para la preservación de alimentos y la comunicación en medio de la crisis. Sin embargo, alrededor de 12,370 hogares aún esperan reconexión, particularmente en áreas de San Luis Potosí e Hidalgo. Para facilitar el proceso, la CFE habilitó reportes en tiempo real en su portal, permitiendo que los afectados puedan seguir el avance de la restablecimiento del servicio.
La situación crítica demandó no solo de medidas inmediatas, sino que también resalta la necesidad de revisar y mejorar los protocolos de prevención y respuesta ante desastres naturales. La tragedia de estas lluvias y las subsiguientes inundaciones nos recuerdan la importancia de estar preparados para enfrentar fenómenos cada vez más frecuentes en un mundo afectado por el cambio climático.
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