El sistema de salud mexicano se enfrenta a un alarmante repunte del sarampión, con 4,353 casos confirmados y 17 fallecimientos, cifras que generan preocupación en la población. La mayoría de estos casos —más del 95%— se encuentran en el estado de Chihuahua, que ha emergido como el epicentro de esta crisis sanitaria.
Durante la reciente conferencia de prensa matutina del Ejecutivo federal, el secretario de Salud, David Kershenobich, explicó las acciones que se están llevando a cabo para controlar la propagación de esta enfermedad. Se están implementando cercos sanitarios y se han puesto en marcha programas de vacunación específicos en las zonas más afectadas, con el objetivo de proteger a la población y, especialmente, a los niños. Para ello, es crucial alcanzar un 95% de cobertura de vacunación, así como asegurar que las vacunas sean accesibles de forma gratuita y segura.
Los datos de la Secretaría de Salud apuntan a que Chihuahua es donde se ha registrado el mayor número de contagios, alcanzando 4,051 casos. En comparación, estados como Sonora, Coahuila y Guerrero presentan cifras significativamente más bajas, con 87, 53 y 35 casos, respectivamente. Por otro lado, algunas entidades como Chiapas, Nuevo León, Querétaro, San Luis Potosí y Yucatán solo han confirmado un caso cada una.
Hasta el 1 de septiembre de 2025, la Ciudad de México ha reportado únicamente seis contagios y, afortunadamente, sin fallecimientos relacionados. Ante la emergencia, se ha establecido un protocolo de vigilancia epidemiológica que se activa inmediatamente cuando se detecta un caso positivo, cubriendo un radio de 25 manzanas alrededor del reporte inicial para contener el contagio.
En cuanto a las acciones preventivas, entre enero y agosto de 2025, se han aplicado cerca de seis millones de dosis de vacunas contra el sarampión en todo el país. Los ciudadanos interesados pueden consultar información sobre los puntos de vacunación a través del número telefónico 079.
Con esta situación en desarrollo, es fundamental que la población mantenga la confianza en las vacunas y participe activamente en los programas de inmunización, sobre todo en un momento donde la salud pública puede verse comprometida. La lucha contra el sarampión requiere un esfuerzo colectivo para asegurar que la enfermedad no se propague más allá de los límites actuales, protegiendo así a los segmentos más vulnerables.
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