Vivimos en una era marcada por una serie de desafíos sin precedentes: la fragmentación social, el individualismo exacerbado, las crecientes desigualdades y desplazamientos forzados, así como la intensificación de tensiones geopolíticas y conflictos bélicos. Todo ello se suma a una crisis ambiental cada vez más apremiante. En este contexto, la rápida irrupción de la inteligencia artificial ha comenzado a transformar fundamentalmente la accesibilidad a la cultura, así como sus modos de producción y circulación.
Frente a este panorama complejo, surge con mayor fuerza la necesidad de reconocer los derechos culturales como un componente indispensable de los derechos humanos. La cultura no es un fenómeno exclusivo, sino el tejido simbólico que nos da sentido y nos conecta con nuestro entorno; es un espacio en el que el ser humano encuentra su lugar en un mundo diverso y en constante cambio.
Este importante reconocimiento se produjo durante la Conferencia Mundial de la UNESCO sobre Políticas Culturales y Desarrollo Sostenible, denominada Mondiacult 2025, que se lleva a cabo en Barcelona, desde el 29 de septiembre hasta el 1 de octubre. En este marco, Claudia Curiel, la secretaria de Cultura federal de México, destacó la importancia de abordar estos temas cruciales en compañía de representantes de naciones de todo el mundo, dado que México ha sido anfitrión en las ediciones de 1982 y 2022.
Curiel subrayó que la diversidad cultural y la comunalidad en México son clave para avanzar hacia la resolución de conflictos y la ampliación de derechos. En este sentido, resaltó la importancia de Mondiacult como una oportunidad para fortalecer, a nivel regional y global, aspectos fundamentales como el cuidado del patrimonio cultural, la devolución de bienes sustraídos ilegalmente y la defensa de los derechos colectivos de los pueblos originarios.
Como representante de América Latina y el Caribe, Curiel también enfatizó que el reconocimiento de los derechos culturales implica dignificar la labor de artistas, creadores, técnicos y gestores, así como la necesidad de promover la educación artística. La educación en arte se reconoce como esencial para el desarrollo humano, el pensamiento crítico y la transformación social.
La secretaria de Cultura afirmó que es un deber aprovechar el potencial ilimitado de la cultura para construir la paz, fortalecer la justicia social y garantizar el bienestar colectivo. La reunión en Barcelona debería ser un testimonio del nuevo impulso colectivo para situar a la cultura en el centro de nuestras acciones.
Antes del inicio de la cumbre, Curiel se reunió con ministros de cultura de Iberoamérica para definir agendas en común y fortalecer la cooperación internacional, en preparación para los acuerdos que surgirán en el foro mundial.
Con estas reflexiones y propuestas, se espera que la Conferencia Mondiacult 2025 no solo reafirme la importancia de la cultura en el contexto actual, sino que impulse acciones concretas para enfrentar los desafíos globales que nos competen a todos.
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