A principios de abril, México exportó por primera vez diésel ultra bajo en azufre (DUBA) procesado en la refinería Olmeca, también conocida como Dos Bocas, ubicada en Tabasco. Este envío marca un hito para el complejo energético impulsado por el expresidente Andrés Manuel López Obrador, aunque también evidencia las limitaciones logísticas que persisten en torno a su operación.
El cargamento, compuesto por aproximadamente 300,000 barriles de DUBA, fue cargado por el buque Torm Singapore en un embarcadero de boya única frente a Dos Bocas. Posteriormente, se dividió y fue descargado en Puerto Cañaveral, Florida, y en el puerto de Yabucoa, en Puerto Rico. De acuerdo con datos de seguimiento de buques de LSEG, se trata del primer embarque de este tipo salido de la refinería desde su inauguración.
La exportación de este diésel no se debió a una estrategia comercial, sino a una necesidad operativa: la refinería aún no cuenta con infraestructura suficiente —ductos, vías férreas ni una flota adecuada de camiones cisterna— para distribuir el combustible de manera eficiente dentro del país. Transportar por carretera un volumen similar al exportado habría requerido cerca de 1,300 camiones, una logística inviable por el momento.
La refinería ha estado procesando diésel con alto contenido de azufre proveniente de la refinería Madero, en Tamaulipas, para convertirlo en DUBA, una variante más limpia y adecuada para motores modernos. No obstante, la producción de combustibles listos para el mercado sigue siendo limitada, y la planta continúa generando principalmente coque de petróleo, un subproducto común en etapas tempranas de operación.
El proyecto Olmeca, concebido para impulsar la autosuficiencia energética de México, enfrenta desafíos importantes. Aunque su capacidad de procesamiento se estima en 340,000 barriles diarios, la obra ha sufrido múltiples retrasos y el costo se ha duplicado, alcanzando los 16,800 millones de dólares. La expectativa de consolidar su funcionamiento pleno recae ahora en la administración de la presidenta Claudia Sheinbaum, heredera del ambicioso plan energético de López Obrador.
Mientras tanto, Pemex —a través de su brazo comercial PMI Comercio Internacional— guarda silencio sobre la posibilidad de futuras exportaciones desde Dos Bocas. Por ahora, este primer embarque de DUBA representa tanto un avance como una advertencia: tener una refinería no basta si no se cuenta con la infraestructura necesaria para mover el combustible que produce.
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