A partir del 2027, la industria automotriz en México se perfila para retomar su expansión y reafirmar su posición como líder manufacturero a nivel global. Esta perspectiva surge en un contexto de confianza renovada hacia la revisión del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), que promete convertir a la región de Norteamérica en un centro más competitivo en la esfera global.
Guillermo Bernal, director de Asuntos Públicos de la Cámara Americana de Comercio (AMCHAM) en México, enfatiza que “el T-MEC está más vivo que nunca”. A pesar de las incertidumbres que enfrentan las empresas en el corto plazo, se pone de manifiesto la necesidad de fortalecer las estrategias de cabildeo no solo en México, sino también entre sus contrapartes en Estados Unidos, para abordar cuestiones de barreras arancelarias.
Con el inicio de una serie de consultas entre el sector privado y los gobiernos de México, Estados Unidos y Canadá, se siente un rayo de esperanza. La armonización de las voces del sector privado se considera esencial para definir cómo se calculará el contenido regional que tanto influye en la competitividad de la industria. Las principales preocupaciones giran en torno al endurecimiento de las reglas de origen en el ámbito de la electromovilidad, lo cual podría generar incertidumbre en el paisaje industrial.
Sin embargo, las expectativas son optimistas: Gabriel Padilla, director de la Asociación Nacional de Productores de Autos (INA), anticipa que, tras la revisión del T-MEC en 2026, la industria automotriz podría experimentar un resurgimiento significativo. Un hecho notable es que, aunque se proyecta una caída de entre 7 y 8% en el desempeño del primer semestre de 2024 respecto al año anterior, México sigue siendo un pilar fundamental, al proporcionar en promedio el 43% de las piezas y componentes necesarios para la fabricación de automóviles en Estados Unidos.
El contexto del “nearshoring” se vuelve clave, con un ingreso constante de inversiones. A pesar de que los aranceles han provocado niveles de incertidumbre que han originado paros técnicos en al menos el 50% de la industria, se mantiene un compromiso firme para conservar las fuentes de empleo.
El futuro próximo, es decir, 2027 y 2028, asoma como una etapa prometedora para repuntar en manufactura y disminuir la dependencia de productos asiáticos. Paulina Aguilar, co-fundadora y Chief Revenue Officer de MUNDI, resalta la importancia de contar con un financiamiento estratégico para que las empresas no solo enfrenten los retos actuales, sino que también se adapten a nuevos estándares laborales y tecnológicos, impulsando esfuerzos realmente disruptivos en la industria.
Además, se hace un llamado al gobierno para aprovechar esta fase de reacomodo, atajando problemas logísticos que actualmente afectan la eficiencia operativa en aduanas y puertos, entre otros.
Finalmente, los líderes del sector coinciden en que, aunque las oportunidades del nearshoring y la reubicación de cadenas de suministro son palpables, requieren de estrategias bien pensadas. Para convertir a México en un referente de calidad e innovación en el ámbito automotriz, se precisan inversiones en investigación y desarrollo, capacitación del talento, y un marco de políticas públicas que favorezca la transición hacia una movilidad eléctrica y sostenible.
La información aquí presentada refleja la situación hasta el 24 de septiembre de 2025. La evolución y respuestas estratégicas en el sector podrían haber cambiado desde entonces, siendo esencial estar al tanto de las actualizaciones en este dinámico entorno.
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