La situación económica en México y su interconexión con el contexto global ha comenzado a adquirir tintes de incertidumbre, especialmente tras el aumento del proteccionismo de Estados Unidos que se intensificó con la llegada del presidente Donald Trump. Esta tendencia se ha visto reflejada en las últimas observaciones realizadas por Banamex, que han delineado un panorama preocupante para el país en el tercer trimestre de 2025.
El entorno económico nacional se caracteriza por un bajo crecimiento, con una desaceleración notable en la demanda interna y una drástica caída en la inversión. Adicionalmente, el empleo formal también ha mostrado señales de desaceleración, lo cual plantea serias interrogantes sobre la fortaleza del mercado laboral.
En relación a la inflación, Banamex ha advertido que está sufriendo una recomposición en su componente subyacente. Aunque esta se mantendría por debajo de los promedios históricos, se anticipan presiones fiscales que podrían llevar a un aumento en la inflación para el año 2026.
El informe de Banamex, denominado ‘Examen de la Situación Económica de México’, revela que el Banco de México (Banxico) ha adoptado una política de reducción de tasas de interés, con la reciente rebaja al 7.5%, marcando su décimo recorte consecutivo. Esta estrategia busca mitigar las presiones inflacionarias en la segunda mayor economía de América Latina.
No obstante, la postura fiscal del país enfrenta desafíos. Se han implementado subejercicios del gasto como un medio para mejorar el déficit fiscal, lo cual genera incertidumbre sobre la viabilidad de cumplir con las metas de consolidación fiscal en el futuro.
Desde el segundo semestre de 2024, las perspectivas de mediano y largo plazo han comenzado a perder brillo, influenciadas por cambios institucionales internos y la continua incertidumbre sobre la relación comercial entre México y Estados Unidos. Sin embargo, Banamex sostiene que la estabilidad macroeconómica se debería mantener gracias a la independencia del banco central, el libre comercio y un régimen de tipo de cambio flotante, que fomentan una inflación moderada y un sistema financiero resiliente.
Las proyecciones para el resto de 2025 y 2026 sugieren que el crecimiento del PIB se mantendrá por debajo del promedio histórico, aunque con una inflación que podría estabilizarse, tasas de interés más bajas y una depreciación moderada del tipo de cambio. A pesar de los desafíos, el país podría beneficiarse de tendencias de relocalización si el Gobierno logra negociar favorablemente en el marco del T-MEC, lo que conllevaría aranceles competitivos.
Los sectores más propensos a aprovechar estas tendencias son el automotriz, el electrónico y el logístico, donde el concepto de nearshoring podría acelerarse, brindando a México una oportunidad para reestructurar su tejido económico ante un panorama global en constante cambio.
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