México, considerada la segunda economía de América Latina, se encuentra en una encrucijada crucial. A cierre de 2025, el país logró evitar la recesión por un estrecho margen; sin embargo, esto no opaca un panorama preocupante: el crecimiento económico se ha mantenido anémico durante años. Se estima que el producto interno bruto (PIB) habrá crecido apenas un 0,4% al cerrar el año, reflejando un estancamiento que ya se hace visible en las calles.
El diagnóstico presentado recientemente por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) dejó en claro que la raíz del problema radica en el debilitamiento de la demanda interna. La caída en el flujo de remesas, junto con el descenso del consumo privado y la inversión, ha sido determinante para esta situación. Es notable la caída en la inversión fija bruta, que experimentó un descenso del 6,7% en septiembre. Economistas como Gabriella Siller, directora de estudios económicos de Grupo BASE, enfatizan la necesidad inmediata de fomentar la confianza tanto en el sector público como en el privado para revitalizar la inversión y devolver dinamismo a la economía mexicana.
Durante el tercer trimestre de 2025, la economía sufrió una contracción del 0,3%. A pesar de esto, Édgar Amador, secretario de Hacienda, minimizó la situación, argumentando que la debilidad es “focalizada” y relacionada con la caída de las actividades industriales. No obstante, y aunque se prevé cierta recuperación hacia el final del año, el sector de servicios, que incluye finanzas y comercio, se ha convertido en un salvavidas. La incertidumbre generada por cambios comerciales en Estados Unidos y reformas judiciales en México ha complicado el panorama para los inversionistas, aunque también se ha observado un comportamiento positivo en exportaciones e inversión extranjera, lo que ha mitigado algunas de las dificultades.
Un informe de BBVA Research sobre el consumo de noviembre indicó que el gasto de los hogares se ha estancado, especialmente en bienes y servicios. Esta disminución del gasto se produce en un contexto de incertidumbre prolongada, evidenciado en el crecimiento lento de la masa salarial real. A pesar de estas limitaciones, los economistas de la entidad anticipan que el consumo podría experimentar un repunte gradual en los próximos trimestres, condicionado a la mejora en la empleabilidad formal.
Con la llegada de la temporada navideña, las tiendas no han mostrado la afluencia de compradores que se esperaría en esta época del año. En un mercado municipal de la Ciudad de México, los pasillos aún lucen desiertos, dejando a muchos vendedores cuestionando si las ventas se intensificarán conforme se acerque la Navidad. La tendencia observada es que muchos consumidores optan por centros comerciales y tiendas departamentales en vez de mercados tradicionales.
Además, el panorama también exhibe signos de tensión en indicadores no convencionales de consumo. El “índice del pintalabios”, popularizado durante la crisis financiera de 2008, sugiere que en tiempos difíciles, los consumidores tienden a sacrificar gastos altos en favor de pequeños lujos, como productos de belleza. Este patrón se ha reflejado en el evento de ventas “Hot Sale”, donde las conversiones en la categoría de belleza crecieron un 20%, mientras que las compras de moda cayeron un 28%.
Finalmente, el cambio hacia el consumo de segunda mano se ha intensificado. En 2025, la plataforma GoTrendier prevé que las ventas de prendas usadas se triplicarán, impulsadas por tanto por un interés creciente en la sostenibilidad como por la búsqueda de ahorro. Los cambios en las preferencias de los consumidores se ven en la popularidad de tiendas de segunda mano, especialmente entre los jóvenes, quienes optan por alternativas más económicas. La economía mexicana enfrenta desafíos relevantes, y aunque hay destellos de esperanza, el camino hacia la recuperación parece ser largo y complicado.
Esta es la imagen de una economía en ajuste constante, atrapada entre la necesidad de dinamismo y las presiones internas y externas que la limitan. La situación actual plantea preguntas críticas sobre el futuro económico de México y la capacidad de sus ciudadanos para adaptarse a un entorno cada vez más desafiante.
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