El Centro Estatal de Transfusión Sanguínea (CETS) de Michoacán enfrenta un desafío crucial: la necesidad de aproximadamente 13,000 donadores de sangre para satisfacer la demanda de los hospitales estatales y municipales. Esta cifra es vital para asegurar la disponibilidad de sangre en situaciones de emergencia y tratamientos médicos especializados.
En una entrevista, la Dra. María Dolores Camacho Aguilar, directora del CETS, aclaró que no todos los aspirantes son aptos para donar, lo que hace que la cantidad de donantes requerida no se corresponda de manera directa con el número de unidades de sangre necesarias. Actualmente, se estima que se requieren 26,000 unidades anuales para abastecer hospitales como el Infantil, el Civil y el de la Mujer, además del Centro Estatal de Atención Oncológica en Morelia y otras instituciones municipales. Dado que algunos donantes solo pueden aportar sangre una o dos veces al año, en promedio se calculan 13,000 personas como el número necesario para cumplir con esta demanda.
La Dra. Camacho enfatizó que la planificación y el manejo de cifras en términos de unidades de sangre son fundamentales para garantizar que los hospitales puedan operar sin contratiempos. Sin embargo, también existe preocupación respecto al posible uso indebido de la sangre. La directora subrayó que la identificación de situaciones de comercio o mal uso de sangre no es responsabilidad del CETS, sino que estos casos se remiten a la Comisión Estatal para la Protección contra Riesgos Sanitarios del Estado de Michoacán (COEPRIS), la entidad encargada de supervisar este tipo de incidencias.
“Nosotros no identificamos esos casos. Pero cuando recibimos información al respecto, la remitimos a COEPRIS, que son los que pueden hacer las investigaciones pertinentes,” declaró la especialista. Es esencial para la seguridad del servicio de transfusiones que estas situaciones sean tratadas adecuadamente.
Este esfuerzo por parte del CETS no solo es significativo para el estado de Michoacán, sino que también resuena en la importancia de la donación de sangre en general. La participación comunitaria es clave para garantizar que haya suficientes recursos disponibles para quienes más lo necesitan. Por lo tanto, la pregunta no solo recae en la cantidad de donantes, sino en el compromiso y la solidaridad de la sociedad en la promoción de estas campañas de donación.
Si bien los datos presentados son un reflejo de la situación del año 2025, la necesidad de donantes es una realidad persistente y crítica que urge ser atendida con responsabilidad y diligencia.
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