Neandertales: pioneros de la industrialización grasa.

Aunque a menudo se ha visto a la grasa como el villano en el ámbito de la nutrición, ahora se reconoce su papel crucial como uno de los macronutrientes esenciales que nuestro cuerpo necesita para funcionar adecuadamente. Recientes investigaciones han comenzado a reevaluar las grasas, considerándolas aliadas en dietas saludables. Curiosamente, nuestros antepasados, los neandertales, ya estaban bien versados en este conocimiento hace aproximadamente 125.000 años.

Un estudio reciente ha revelado la existencia de una inmensa “factoría” de grasa en Alemania, específicamente en Neumark-Nord, un sitio arqueológico al suroeste de Berlín. Este lugar no es ajeno para los investigadores, quienes ya habían descubierto anteriormente que los neandertales modificaban su entorno de manera significativa.

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Nuevos hallazgos, publicados en la revista Science Advances, están aportando detalles fascinantes sobre las prácticas de nuestros antepasados. Los neandertales, al parecer, desarrollaron una industria en torno al procesamiento de huesos de grandes mamíferos, con el objetivo específico de extraer grasa ósea, que consumían de forma gradual. Este trabajo implicaba un proceso metódico y laborioso: al romper los huesos de al menos 172 mamíferos como ciervos, caballos y bovinos, lograban acceder al tuétano. Este, a su vez, se trituraba y calentaba para liberar la grasa. Este enfoque sistemático subraya la complejidad de un grupo que muchas veces se ha considerado primitivo.

El esfuerzo por obtener grasa puede estar relacionado con la necesidad de asegurar un equilibrio nutricional. Las dietas sanas requieren un balance entre grasas, proteínas y carbohidratos; la falta de uno de estos nutrientes puede acarrear problemas de salud. Estudios sugieren que los neandertales pudieron haber estado enfrentando periodos de escasez de carbohidratos, lo que justificaba su enfoque en la obtención de grasa. Trata de evitar el fenómeno conocido como “inanición del conejo”, una condición peligrosa que puede ocurrir al consumir carne magra sin la suficiente grasa, un riesgo que aumenta en contextos de alta demanda energética.

Curiosamente, este término se deriva de exploradores del Ártico que subsistieron con conejos e ingredientes similares, enfermando gravemente por la falta de balance nutricional. Pero, a diferencia de lo que uno podría suponer, los neandertales se mostraron ingeniosos y organizados en su búsqueda de nutrientes.

Además, este descubrimiento acerca de la industria de grasa neandertal retrocede el reloj de la intensificación de los recursos en casi 100.000 años, ya que antes de este estudio, evidencia similar se databa en tiempos mucho más recientes.

Este recorrido por nuestra historia demuestra que, lejos de ser simplemente cazadores rústicos, los neandertales tenían un entendimiento avanzado de la nutrición y un notable ingenio que desafía algunas de las concepciones que se tienen sobre su capacidad.

En conclusión, estas revelaciones no solo enriquecen el conocimiento sobre los hábitos alimenticios de nuestros antepasados, sino que también nos invitan a reconsiderar el papel fundamental de la grasa en nuestra dieta, algo que, a lo largo de la historia, ha sido objeto de debate y controversia.

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