El escándalo fiscal que envuelve al presidente del Grupo Orlegi, Alejandro Irarragorri, ha comenzado a tener repercusiones significativas, afectando a exjugadores del club Santos. Según información reciente, el Servicio de Administración Tributaria (SAT) ha impuesto deudas fiscales a Néstor Araujo y Javier Abella Fanjul. Ambos futbolistas fallaron en su intento de anular un litigio en la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Este caso se centra en un esquema ilegal implementado por el club, que presentó los pagos a los jugadores como “indemnizaciones por riesgos laborales” en vez de salarios. Esta maniobra buscaba evadir el Impuesto Sobre la Renta (ISR). Sin embargo, los tribunales han dictaminado que estos ingresos no constituyen indemnizaciones reales y, por lo tanto, están sujetos a impuestos.
Las sentencias del Poder Judicial han sido contundentes al desestimar los argumentos presentados por los jugadores. En el caso de Abella, el tribunal determinó que no había justificación para recibir pagos bajo el concepto de indemnización, ya que no había sufrido ni accidente ni enfermedad durante 2015. Similar resultado se dio para Araujo, cuyo caso de 2016 fue igualmente rechazado. El tribunal citó: “El ingreso obtenido por el quejoso en 2015 no se puede considerar como una indemnización”.
Este giro legal refuerza el tumultuoso panorama alrededor de Alejandro Irarragorri, quien enfrenta una orden de aprehensión emitida por la Fiscalía General de la República (FGR) por un supuesto fraude fiscal que supera los 17 millones de pesos. La situación se ha intensificado tras su declaración como prófugo de la justicia, después de no presentarse a una audiencia judicial en marzo.
El escándalo no solo pone en tela de juicio las prácticas fiscales en el deporte, sino que también resalta las posibles implicaciones legales que enfrentan tanto el presidente del club como los jugadores involucrados. Este caso podría tener un impacto duradero en la reputación y el futuro del fútbol mexicano. La resolución de estos temas fiscales sigue siendo crucial, tanto para los exjugadores como para la administración del club, generando una preocupación creciente entre los aficionados y stakeholders del deporte.
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