La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ha presentado una guía destinada a ayudar a las naciones en su lucha contra los delitos fiscales, problemas que afectan gravemente las finanzas públicas de los países a nivel global. La OCDE subraya la urgencia de una respuesta rápida y coordinada entre las autoridades competentes para abordar estos delitos que socavan la movilización de recursos internos y erosionan la confianza pública en los gobiernos y en los sistemas financieros.
El impacto negativo de los delitos fiscales se extiende más allá de las perturbaciones económicas: estos actos ilícitos desvían recursos que podrían destinarse a servicios públicos e infraestructuras esenciales. Además, su creciente prevalencia facilita la financiación de otros crímenes graves, como la corrupción, el tráfico de bienes y personas, e incluso el terrorismo.
Para mitigar estas consecuencias, la guía de la OCDE ofrece un conjunto de recomendaciones, enfatizando la importancia de que cada nación adapte las directrices a sus situaciones y desafíos específicos. Un punto clave es la clarificación de roles para las autoridades involucradas en investigaciones fiscales. Al respecto, es fundamental fomentar la ética e integridad entre los profesionales del área y realizar investigaciones exhaustivas sobre malas prácticas, promoviendo así la transparencia.
La OCDE también hace hincapié en la necesidad de un marco legal sólido para guiar las investigaciones. Propone establecer diversas formas de referir casos a las autoridades competentes, que pueden incluir análisis de inteligencia, auditorías o remisiones transfronterizas, entre otras.
El inicio de cualquier investigación debería basarse en una meticulosa planificación de los casos, donde es vital priorizar las acciones a seguir y notificar adecuadamente a los implicados. Una adecuada identificación de activos y la recolección de información, así como la obtención de evidencias, son pasos cruciales en el proceso.
Para enriquecer la labor investigativa, la guía sugiere que las evidencias sean sistematizadas y clasificadas—ya sean físicas o digitales—y que se busque la cooperación internacional según sea necesario. Una vez que se cuente con suficiente evidencia, se debería proceder con la recuperación de activos, realizar entrevistas a los sospechosos y, de ser necesario, proceder con su detención, siempre respetando los derechos de los implicados.
Finalmente, se aconseja a las jurisdicciones armar adecuadamente cada caso de investigación y comunicarse de manera clara y efectiva sobre los estándares a seguir, incluyendo el uso del lenguaje y la clasificación de evidencias.
Este robusto enfoque, que responde a las circunstancias de cada país y su sistema legal, se erige como una herramienta esencial que busca no solo combatir los delitos fiscales, sino fortalecer la confianza pública en las instituciones. La información presentada es relevante hasta la fecha de publicación original, el 18 de junio de 2025, y se espera que cada país utilice estas recomendaciones para desarrollar estrategias adecuadas y efectivas en la lucha contra la evasión y el fraude fiscal, en beneficio de todos.
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