Un audaz robo de joyas de incalculable valor tuvo lugar el pasado 19 de octubre de 2025, en el renombrado Museo del Louvre, en París, un episodio que no solo sorprendió a los visitantes, sino que evoca la trama de una película de acción.
Alrededor de las 9:30 de la mañana, cuatro delincuentes encapuchados asaltaron la célebre Galería Apolo, donde se guardan joyas de la Corona francesa, utilizando una grúa con brazo articulado para romper una ventana y acceder al lugar. Armados con pequeñas motosierras y herramientas de corte, lograron forzar dos vitrinas en un tiempo récord de apenas siete minutos, sustrayendo ocho piezas de joyería que datan del siglo XIX y que son parte fundamental del patrimonio histórico de Francia.
Las joyas robadas pertenecen a ilustres figuras de la historia, como las reinas María Amelia y Hortensia, así como a la emperatriz Eugenia. Entre los objetos más destacados se encuentran la tiara del ajuar de las reinas, decorada con un zafiro de Ceilán y diamantes; un collar de zafiros que incluye ocho zafiros y 631 diamantes; y un collar de esmeraldas, regalo de Napoleón Bonaparte a su esposa María Luisa en 1810. Cada una de estas piezas no solo es un símbolo de riqueza, sino también un testimonio de la historia francesa.
La rápida acción de los asaltantes fue motivo de asombro y preocupación. La fiscal de París, Laure Beccuau, aseguró que la operación fue meticulosamente planificada. A pesar de que las alarmas del museo se activaron durante el robo, el tiempo necesario para llevar a cabo el atraco limitó la respuesta de las autoridades. El Ministro del Interior, Laurent Núñez, comentó que las joyas robadas son de “valor histórico incalculable”.
Emmanuel Macron, presidente de Francia, calificó el asalto como “un ataque a un patrimonio que apreciamos porque es nuestra historia” y se comprometió a que “las obras serán recuperadas y los responsables llevados ante la justicia”. Mientras tanto, el museo permanecerá cerrado hasta que concluya la investigación.
Curiosamente, entre las joyas que no fueron sustraídas se encuentra “El Regente”, un diamante de 140 quilates valorado en más de 60 millones de dólares, dejando a las autoridades y expertos desconcertados por el hecho de que los ladrones decidieran no llevarse esta emblemática pieza.
Los investigadores no descartan que el robo esté relacionado con un encargo de un coleccionista privado o de algún grupo vinculado al crimen organizado. “La posibilidad de recuperar las piezas existe si fueron robadas por encargo, aunque el daño será irreversible si se busca fundir los metales o extraer las piedras”, advirtió un experto.
Este robó no es un hecho aislado en la historia del Louvre; en 1911, la Mona Lisa fue sustraída y recuperada posteriormente. La escena del museo convertido en un escenario de crimen refleja un dilema continuo entre la seguridad de la cultura y el deseo de preservarla para futuras generaciones.
Mientras tanto, la atención del público está centrada en la investigación en curso, que tendrá implicaciones tanto para la seguridad de las instituciones culturales como para la recuperación de su invaluable patrimonio.
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