La Administración de Donald Trump enfrenta críticas crecientes tras la deportación de venezolanos acusados de pertenecer a la banda criminal Tren de Aragua. Estas acciones, justificadas bajo la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798, han generado denuncias de familiares y defensores de derechos humanos, quienes argumentan que muchos de los deportados han sido identificados erróneamente debido a prejuicios relacionados con su nacionalidad, apariencia o tatuajes.
La American Civil Liberties Union (ACLU) ha presentado una demanda para cuestionar la validez de estas deportaciones, señalando que el sistema utilizado para determinar la pertenencia al Tren de Aragua se basa en un formulario de puntos que carece de rigor y objetividad. Este formulario asigna puntos según criterios como antecedentes penales, autoadmisión, vínculos financieros y símbolos asociados a la pandilla. Sin embargo, los críticos destacan que algunos de estos criterios, como tatuajes o vestimenta, son subjetivos y comunes en la población general, lo que podría llevar a identificaciones erróneas.
Además, la ACLU ha incluido en su demanda guías del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) y de la Patrulla Fronteriza que detallan los símbolos y características consideradas sospechosas. Estas guías han sido objeto de controversia, ya que incluyen elementos como tatuajes de trenes o frases populares, así como ropa deportiva de equipos estadounidenses, que no necesariamente indican afiliación criminal.
A pesar de que un juez federal había congelado la aplicación de la Ley de Enemigos Extranjeros, los vuelos de deportación se reanudaron en desafío a esta orden. La Casa Blanca, a través de su secretaria de prensa Karoline Leavitt, defendió las acciones afirmando que existen criterios claros para clasificar a los deportados como terroristas extranjeros. Sin embargo, la cifra clave parece ser un umbral de ocho puntos en el formulario, lo que ha sido cuestionado por su arbitrariedad.
La polémica continúa escalando, con numerosos reportes de casos en los que los deportados no tienen vínculos con el Tren de Aragua, según testimonios de familiares. Este tema podría llegar al Tribunal Supremo, mientras organizaciones y activistas siguen denunciando lo que consideran una persecución injusta y discriminatoria contra venezolanos.
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