En el ámbito de la salud, el uso de plásticos de un solo uso se ha convertido en un problema alarmante. Solo en las instalaciones sanitarias de Estados Unidos, se desechan más de 2,800 toneladas de empaques y productos plásticos cada día, una cifra que resuena fuertemente en la conciencia colectiva.
Eddie Yu, un entrepreneur que se destacó por fundar una empresa de mascarillas desechables en el inicio de la pandemia, es uno de los más conscientes de esta situación. Una interacción con su sobrina, quien le preguntó si las mascarillas eran reciclables, lo llevó a una reflexión crucial. Su respuesta fue que no se podían reciclar, lo que abrió la puerta a un diálogo sobre la cantidad de desechos que generan productos como estos.
A raíz de esa conversación y tras vender su empresa en 2021, Yu se propuso encontrar soluciones para el dilema de los plásticos en el sector salud. Su nueva empresa, Okosix, ha comenzado a desarrollar un polímero biodegradable de origen biológico, que se presentará en el evento TechCrunch Disrupt en San Francisco. Este material combina diversos compuestos, incluyendo celulosa y quitosano, derivado de conchas de crustáceos, y se presenta como una alternativa más económica y funcional que el ácido poliláctico (PLA), un plástico biodegradable comúnmente utilizado.
Yu aclaró que el término “biodegradabilidad” es frecuentemente malinterpretado; algunos materiales requieren condiciones específicas para descomponerse, mientras que otros liberan microplásticos al descomponerse. Okosix ha obtenido certificaciones internacionales que garantizan que su material se descompone completamente en tan solo seis meses. Aunque su enfoque inicial se centra en las mascarillas, la empresa planea diversificar su producción hacia otros artículos desechables como batas quirúrgicas, pañales y toallas sanitarias, buscando reemplazar los plásticos fósiles con materiales seguros y no plásticos.
Aún sin un análisis formal del ciclo de vida, Yu sostiene que el material de Okosix debería tener una huella de carbono un 90% inferior en comparación con el polipropileno, un plástico desechable utilizado ampliamente.
La compañía se dedica a la venta de su material a terceros, quienes lo transforman en productos finales. Al igual que Gore-tex, Okosix no fabrica productos terminados, sino que se enfoca en la producción de capas y materias primas, colaborando con empresas como 3M. Por otra parte, Yu vislumbra el branding como una parte significativa del futuro modelo comercial de Okosix.
Hasta la fecha de publicación, Okosix ha recaudado 2.3 millones de dólares, procedentes de inversiones de sus fundadores y otros inversores ángeles, lo que la posiciona como una prometedora alternativa en el ámbito de la sostenibilidad en salud y el medio ambiente.
Para aquellos interesados en conocer más sobre Okosix y otras innovaciones emergentes, se destaca la invitación a participar en el próximo TechCrunch Disrupt, que tendrá lugar del 27 al 29 de octubre de 2025 en San Francisco, donde se explorará en profundidad esta y muchas otras startups.
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