En un contexto marcado por intensas tensiones en Gaza, la Asamblea General de la ONU ha emitido un contundente llamado a un alto el fuego inmediato. Este pronunciamiento, que se gestó tras el veto de Estados Unidos en el Consejo de Seguridad, fue aprobado por una abrumadora mayoría: 149 votos a favor frente a 12 en contra, entre ellos Estados Unidos, Israel y varios países de América Latina como Argentina y Paraguay, además de 19 abstenciones, incluyendo a India y Ecuador.
La resolución pide un cese al fuego “incondicional y permanente” y exige la liberación de los rehenes en manos del movimiento palestino Hamás. También subraya la necesidad de que Israel finalice su bloqueo sobre Gaza, abra los puntos fronterizos y permita el acceso a ayuda humanitaria, un aspecto crítico para la población afectada después de 20 meses de conflicto.
El texto condena enérgicamente el uso del hambre como táctica bélica y la negativa a permitir el acceso a la asistencia humanitaria, lo que ha llevado a una situación alarmante en el territorio. Las acciones de Israel, que recientemente permitió la apertura de centros de distribución de ayuda, han despertado la preocupación de la ONU, que se niega a trabajar con ciertas organizaciones humanitarias debido a su falta de transparencia y sus vínculos con el conflicto.
La situación se complica aún más con las recientes acusaciones de la Fundación Humanitaria de Gaza, que sostiene que Hamás ha atacado a su personal, sumando más muertes a la lista de víctimas. La resolución propuesta instó a los países a “adoptar todas las medidas necesarias” para asegurar que Israel cumpla con sus obligaciones en virtud del derecho internacional, aunque evitaron el término “sanciones”.
Desde la tribuna de la ONU, el embajador de España, Héctor Gómez, enfatizó la urgencia de que la comunidad internacional emita un mensaje claro respecto a Gaza. En este sentido, el embajador palestino, Riyad Mansour, hizo un apasionado llamado a los gobiernos: “Ningún arma, ningún dinero, ningún comercio debe oprimir a los palestinos”. Sus palabras reflejan la desesperación por detener lo que él llama una matanza que afecta desproporcionadamente a los niños.
Por otro lado, Estados Unidos criticó la resolución, afirmando que erosiona la credibilidad de la ONU. La embajadora estadounidense en funciones, Dorothy Shea, expresó que su país no respaldará ningún texto que no exija a los grupos terroristas la desmilitarización y el reconocimiento del derecho de Israel a defenderse.
En un contexto más amplio, la resolución reafirma el compromiso de la Asamblea con la solución de dos Estados, una premisa que ha estado presente en la agenda de la ONU desde 1947, cuando se presentó la propuesta de dividir Palestina, en aquel entonces bajo mandato británico.
En medio de este creciente clamor internacional, el embajador israelí ante la ONU, Danny Danon, descalificó la resolución como una “farsa” y un “fracaso moral”, acusando a España de no condenar a Hamás, a quien se atribuye haber desencadenado una guerra que ha dejado, según cifras de la AFP, más de 55,200 muertes palestinas y 1,218 israelíes.
Con la mirada puesta en una próxima conferencia internacional sobre la cuestión palestina, la comunidad internacional enfrenta un momento decisivo que podría moldear el futuro del conflicto israelo-palestino y las dinámicas de poder en la región. Esta situación se mantiene actualizada con información hasta el 12 de junio de 2025, lo que resalta la urgencia de un enfoque renovado y efectivo para abordar la crisis humanitaria que prevalece en Gaza.
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