El 10 de septiembre, un trágico incidente tuvo lugar en la Calzada Ignacio Zaragoza, cerca del Puente de la Concordia en Iztapalapa, donde una pipa transportando aproximadamente 49,500 litros de gas LP volcó y posteriormente explotó. La explosión, generada por una raja de casi 40 centímetros en el tanque, se expandió a lo largo de 180 metros, resultando en varios muertos y un mayor número de heridos, quienes fueron rápidamente trasladados a diferentes unidades de salud.
Entre los afectados, varios pacientes recibieron atención en el Hospital General IMSS Bienestar Rubén Leñero, donde se implementó un tratamiento innovador: el aloinjerto de epidermis humana, desarrollado por el Centro de Investigaciones y Estudios Avanzados (CINVESTAV) del Instituto Politécnico Nacional (IPN). Este material quirúrgico es esencial para la regeneración de la piel y se aplicó a los nueve pacientes que requerían intervención.
El aloinjerto cutáneo cultivado juega un papel fundamental en la recuperación de la piel, ya que no solo acelera la cicatrización, sino que también disminuye el riesgo de infecciones, mejorando así la calidad de vida de los pacientes. Este tratamiento es particularmente eficaz para aquellos que sufren quemaduras de segundo grado, úlceras crónicas y enfermedades dermatológicas graves.
Este aloinjerto se compone de una lámina cultiva de queratinocitos humanos, vitales para la formación de queratina, que protege la piel de patógenos y la pérdida de agua. Estos cultivos se obtienen a través de una técnica que involucra células madre, conservadas mediante criopreservación a temperaturas de -70 grados centígrados, lo que asegura su funcionalidad durante hasta 24 meses.
La fabricación del aloinjerto se rige bajo normativas nacionales e internacionales que garantizan su calidad y efectividad, destacando la importancia de la innovación en el tratamiento de heridas graves y la mejora del proceso de cicatrización.
Este incidente resalta la necesidad de seguir investigando y desarrollando nuevas tecnologías en medicina, especialmente en tratamientos que pueden marcar la diferencia entre la vida y la muerte. La rapidez en la atención médica y la innovación biotecnológica han sido cruciales en la respuesta a este trágico suceso.
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